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Voto de TOM REGAN:
10
2 de abril de 2010
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
106/30(24/03/10-07/02/24) Richard Brooks (produce, dirige y guioniza), nos regala un soberbio western crepuscular de los que te calaran, de los que harán disfrutar a todos los amantes del cine. Sobrepasa el género para ser una historia universal donde la ambigüedad moral, la fuerza del deber, la amistad, la lealtad, el desencanto, el romanticismo son valores que traspasan la pantalla, donde el guión es un pilar colosal, adaptando la novela "A mule for the marquesa" (1964) de Frank O'Rourke.
Con una pareja de actores sublimes, Lee Marvin está en su papel y lo borda, pero hay uno que se sale, Burt Lancaster en estado de gracia, con sonrisa burlona única, un Dios de la interpretación que transmite vitalidad, entusiasmo, sentimentalismo, ternura, trabajo cumbre de uno de los más grandes.
Este es un maravilloso relato donde cuatro tipos rudos del oeste, son contratados por un terrateniente, Joe Grant (gran Raph Bellamy), para rescatar a su esposa, María (bellísima Claudia Cardinale) de las garras de un revolucionario mexicano Jesús Raza (excelente Jack Palance), para ello deberán adentrarse en territorio hostil.
El guion es un prodigio de frases y diálogos ácidos, inteligentes, cínicos, resignados, de un lirismo salvaje, el Paraíso para los amantes de frases de cine, de las que se te quedaran para siempre, ejemplos <Será una mujer de esas que convierte a algunos niños en hombres y a algunos hombres en niños>, <Tal vez haya sólo una revolución desde siempre... Los buenos contra los malos... La pregunta es, quienes son los buenos?>, <Es usted un bastardo. – Si señor, pero en mi caso es un accidente y en cambio usted, usted, se ha hecho a sí mismo.>, y más y más, coronado todo ello por un diálogo final (Spoiler) entre los dos antagonistas Raza (Palance) y Bill (Lancaster), que para mí es uno de los más descomunales que he escuchado en una pantalla, y he visto miles de films.
Está dotada de una historia contada en elipsis deliciosa, de un romanticismo exacerbado, no se puede contar más en menos, es la sublime historia de amor entre Bill (Lancaster) y Chiquita (Marie Gómez), excelente en la síntesis, de cómo condensar en un par de escenas un romance, admirable. Posee escenas de acción muy logradas, un ritmo narrativo magnífico, una fotografía excelente del gran Conrad Hall ("Dos hombres y un destino" o "American Beauty") remarca los colores ocres consiguiendo transmitir una sensación de calor agobiante, ello adornado por una brillante banda sonora del magistral Maurice Jarre ("Lawrence de Arabia" o "Doctor Zhivago").
Recuerda bastante a la posterior ‘Grupo Salvaje’, mismo escenario, México fronterizo, mismo tiempo, la revolución mexicana, tipos curtidos en mil batallas pero que en su interior rezuman ideales románticos. Como hándicap decir que los otros dos personajes de la banda, Hans (Robert Ryan) y Jake (Woody Strode), son meros comparsas, están muy desaprovechados, están difuminados y nunca sabemos que piensan, no se les saca partido, pero por ser un tikis mikis, eso hace que la baje de un 11 a un 10.
Recomendable a TODOS los amantes del Cine con mayúsculas. Fuerza y honor!!!
Con una pareja de actores sublimes, Lee Marvin está en su papel y lo borda, pero hay uno que se sale, Burt Lancaster en estado de gracia, con sonrisa burlona única, un Dios de la interpretación que transmite vitalidad, entusiasmo, sentimentalismo, ternura, trabajo cumbre de uno de los más grandes.
Este es un maravilloso relato donde cuatro tipos rudos del oeste, son contratados por un terrateniente, Joe Grant (gran Raph Bellamy), para rescatar a su esposa, María (bellísima Claudia Cardinale) de las garras de un revolucionario mexicano Jesús Raza (excelente Jack Palance), para ello deberán adentrarse en territorio hostil.
El guion es un prodigio de frases y diálogos ácidos, inteligentes, cínicos, resignados, de un lirismo salvaje, el Paraíso para los amantes de frases de cine, de las que se te quedaran para siempre, ejemplos <Será una mujer de esas que convierte a algunos niños en hombres y a algunos hombres en niños>, <Tal vez haya sólo una revolución desde siempre... Los buenos contra los malos... La pregunta es, quienes son los buenos?>, <Es usted un bastardo. – Si señor, pero en mi caso es un accidente y en cambio usted, usted, se ha hecho a sí mismo.>, y más y más, coronado todo ello por un diálogo final (Spoiler) entre los dos antagonistas Raza (Palance) y Bill (Lancaster), que para mí es uno de los más descomunales que he escuchado en una pantalla, y he visto miles de films.
Está dotada de una historia contada en elipsis deliciosa, de un romanticismo exacerbado, no se puede contar más en menos, es la sublime historia de amor entre Bill (Lancaster) y Chiquita (Marie Gómez), excelente en la síntesis, de cómo condensar en un par de escenas un romance, admirable. Posee escenas de acción muy logradas, un ritmo narrativo magnífico, una fotografía excelente del gran Conrad Hall ("Dos hombres y un destino" o "American Beauty") remarca los colores ocres consiguiendo transmitir una sensación de calor agobiante, ello adornado por una brillante banda sonora del magistral Maurice Jarre ("Lawrence de Arabia" o "Doctor Zhivago").
Recuerda bastante a la posterior ‘Grupo Salvaje’, mismo escenario, México fronterizo, mismo tiempo, la revolución mexicana, tipos curtidos en mil batallas pero que en su interior rezuman ideales románticos. Como hándicap decir que los otros dos personajes de la banda, Hans (Robert Ryan) y Jake (Woody Strode), son meros comparsas, están muy desaprovechados, están difuminados y nunca sabemos que piensan, no se les saca partido, pero por ser un tikis mikis, eso hace que la baje de un 11 a un 10.
Recomendable a TODOS los amantes del Cine con mayúsculas. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Descomunal diálogo entre Raza, Bill y Chiquita, justo antes de la tormenta del tiroteo final:
Raza: <Como es que te has metido en este sucio asunto?>
Bill: <Como de costumbre, por dinero.>
Raza: <Todo sigue como de costumbre, yo necesito armas y municiones, como de costumbre, la revolución va mal, como de costumbre, solo tú no sigues como de costumbre.>
Se produce un tiroteo, vuelve una calma tensa.
Bill a Chiquita: <Chiquita, como va tu vida amorosa?>
Chiquita: <De miedo, quieres probar?>
Bill: <Sigues diciendo sí?>
Chiquita: <Siempre.>
Bill: <A cualquiera?>
Chiquita:<A todos!>
Raza habla con Bill: <Supongo que sabes que uno de los dos ha de morir?>
Bill: <Es posible que los dos.>
Raza: <Morir por dinero es una estupidez.>
Bill: <Y morir por una mujer más aún. Sea la mujer que sea, incluso ella.>
Raza: <Cuanto tiempo vas a retenernos?>
Bill: <Un par de horas y lo que pase aquí ya no importará. Ella volverá a ser la señora Grant.>
Raza: <Pero eso no cambiara nada, lo que importa es que ella es mi mujer antes, ahora y siempre.>
Bill: <Nada es para siempre, excepto la muerte, pregúntale a Fierro, a Francisco, a todos aquellos del cementerio de los hombres sin nombre.>
Raza: <Todos ellos murieron por un ideal.>
Bill: <La revolución? Cuando el tiroteo termina, los muertos se entierran y los políticos entran en acción y el resultado es siempre igual, una causa perdida.>
Raza: <Así que… tu quieres la perfección o nada, ah! Eres demasiado romántico, amigo. La revolución es como la más bella historia de amor. Al principio ella es una Diosa, una causa pura, pero todos los amores tienen un terrible enemigo.>
Bill: <El tiempo.>
Raza:<Tú la ves tal como es. La revolución no es una Diosa, si no una mujerzuela, nunca ha sido pura, ni virtuosa, ni perfecta, así que huimos y encontramos otro amor, otra causa, pero solo son asuntos mezquinos, lujuria, pero no amor, pasión! Pero sin compasión y sin un amor, sin una causa no somos nada! Nos quedamos porque tenemos fe, nos marchamos por que nos desengañamos, volvemos porque nos sentimos perdidos, morimos porque es inevitable.>
Tiroteo final.
Raza: <Como es que te has metido en este sucio asunto?>
Bill: <Como de costumbre, por dinero.>
Raza: <Todo sigue como de costumbre, yo necesito armas y municiones, como de costumbre, la revolución va mal, como de costumbre, solo tú no sigues como de costumbre.>
Se produce un tiroteo, vuelve una calma tensa.
Bill a Chiquita: <Chiquita, como va tu vida amorosa?>
Chiquita: <De miedo, quieres probar?>
Bill: <Sigues diciendo sí?>
Chiquita: <Siempre.>
Bill: <A cualquiera?>
Chiquita:<A todos!>
Raza habla con Bill: <Supongo que sabes que uno de los dos ha de morir?>
Bill: <Es posible que los dos.>
Raza: <Morir por dinero es una estupidez.>
Bill: <Y morir por una mujer más aún. Sea la mujer que sea, incluso ella.>
Raza: <Cuanto tiempo vas a retenernos?>
Bill: <Un par de horas y lo que pase aquí ya no importará. Ella volverá a ser la señora Grant.>
Raza: <Pero eso no cambiara nada, lo que importa es que ella es mi mujer antes, ahora y siempre.>
Bill: <Nada es para siempre, excepto la muerte, pregúntale a Fierro, a Francisco, a todos aquellos del cementerio de los hombres sin nombre.>
Raza: <Todos ellos murieron por un ideal.>
Bill: <La revolución? Cuando el tiroteo termina, los muertos se entierran y los políticos entran en acción y el resultado es siempre igual, una causa perdida.>
Raza: <Así que… tu quieres la perfección o nada, ah! Eres demasiado romántico, amigo. La revolución es como la más bella historia de amor. Al principio ella es una Diosa, una causa pura, pero todos los amores tienen un terrible enemigo.>
Bill: <El tiempo.>
Raza:<Tú la ves tal como es. La revolución no es una Diosa, si no una mujerzuela, nunca ha sido pura, ni virtuosa, ni perfecta, así que huimos y encontramos otro amor, otra causa, pero solo son asuntos mezquinos, lujuria, pero no amor, pasión! Pero sin compasión y sin un amor, sin una causa no somos nada! Nos quedamos porque tenemos fe, nos marchamos por que nos desengañamos, volvemos porque nos sentimos perdidos, morimos porque es inevitable.>
Tiroteo final.