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Voto de TOM REGAN:
6
6.7
71,249
Drama
Nueva York, 1863. La ciudad está dominada por la corrupción política, y la guerra entre bandas provoca muertos y disturbios. En este contexto, el joven inmigrante irlandés Amsterdam Vallon (Leonardo DiCaprio) quiere vengarse de William Cutting, "Bill el carnicero" (Daniel Day-Lewis), el hombre que mató a su padre (Liam Neeson). (FILMAFFINITY)
2 de septiembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
142/19(27/08/19) Fallido film revisonista del cronista por antonomasia de Nueva York, Martin Scorsese, ambiciosa producción sobre las raíces de la ciudad, donde se fundían el crimen con política, o sea, igual que ahora, se nos relata el cambio del Dinosaurio que representa el violento y protestante “Bill el Carnicero”, al nuevo tiempo representado en Amsterdam Avallon, reflejo del catolicismo se imponía demográficamente a los anglicanos que hasta entonces tenían el poder. Pues me resulta fatuo, intenta abarcar demasiado, y aprieta bien poco. Drama épico ambientada en los barrios bajos de Nueva York e inspirada en el libro homónimo de no ficción de Herbert Asbury, con guión de Jay Cocks (“La edad de la inocencia”), Steven Zaillian (“La lista de Schindler”) y Kenneth Lonergan (“Manchester frente al mar”), y protagonizado por Daniel Day-Lewis Leonardo DiCaprio, y Cameron Diaz. Se centra en el barrio Five Points en el Bajo Manhattan, allí una enemistad católica-protestante de larga duración estalla en violencia, justo cuando un grupo de inmigrantes irlandeses protesta por los bajos salarios causados por la afluencia de esclavos liberados, así como por la amenaza del reclutamiento al ejercito yanqui para combatir contra el Sur en la Guerra de Secesión. Es una mirada anti-glamurosa a una de las etapas del Nacimiento de la Nación USA, recreando un mundo marginal mugriento, el basurero de la hedonista película también scorsesiana “La edad de la inocencia”, esta recreación es memorable, con decorados apabullantes, ambientación brillante, con un arranque fascinante, cuasi-cavernario, con la Humanidad saliendo a reclamar la luz. Pero una vez entramos en la historia el relato flaquea en un blandito argumento entre la venganza y el romance, sin aristas, todo esto se diluye en su propia liviandad narrativa, en una maremágnum de temas subyacentes, quedando la Homérica actuación de un Titánico Daniel Day Lewis. Haciendo del film algo muy bonito de ver, una superproducción que se ve por todos lados, pero nunca te sientes zarandeado por los acontecimientos. Recaudó $ 193 millones en todo el mundo contra su presupuesto de $ 100 millones. Fue nominado para diez Oscar en los Premios de la Academia.
Tiene un embriagador arranque en 1846, empezando en las catacumbas de Manhattan con el redoble marcial de fondo de tambores de “Shimmy She Wobble” de Othar Turner, para derivar a la luz de una plaza nevada en Five Points donde se producirá una batalla atávica por el poder entre Irlandeses-Católicos y Anglicanos-Ingleses. Tras este poderoso inicio hay una elipsis de 17 años, tras la cual aparece Ámsterdam Vallon (ahora Leo DiCaprio, con una nada casual nombre, haciendo referencia al antiguo nombre de Manhattan, New Ámsterdam), ha estado este tiempo recluido en un orfanato, vuelve con el objetivo de vengarse a Five Points, donde Bill “El Carnicero” es el jefe mafioso del lugar, regido por mano de hierro en connivencia con el poder político, La voz en off nos hace un resumen de cómo está ese tiempo conflictivo, donde incluso los bomberos (Nueva York entonces tenía 37 brigadas de bomberos rivales) se peleaban unos con otros por hacer con viviendas ardiendo.
Luego nos introducimos en la interrelación se teje paterno-filial entre Ámsterdam y Bill. Esto queda muy descompensado por la tiranía actoral-expresiva de Day-Lewis, hace convertirse en invisible al apastelado DiCaprio, ante el tsunami del inglés. Actor que desborda la pantalla con un personaje “Big Than Life”, personaje parece salido de la mente de Charles Dickens, es la gran razón para ver el film, un despliegue de carisma solo al alcance de los elegidos, tanto que cuando él no está en pantalla nuestra atención baja enteros. Un hombre de un tiempo donde dominaba el darwinismo, y que empezaba a virar hacia la democracia real; Pero su antológica actuación encuentra un tremendo desequilibrio al ser su antagonista un Leo DiCaprio, gran actor, aquí parece cohibido, achicado, esta actuación mansa es lastre insalvable, no trasmite la rabia interior su papel requiere, no da réplica a Lewis. No ayuda que su carácter sea unidimensional, lo cual deriva en que nos importe entre nada y zero lo que le pase; Pero las taras se ven maximizadas con la aparición de Cameron Díaz como la ladrona Jenny, con un papel y caracterización inverosímil, con un arco de evolución atropellado, no es más que un artífico impropio de Marti para ofrecernos un romance para hacer taquilla, un romance con DiCaprio que resulta más forzado que querer meter el Titanic por el ojo de una aguja. Donde la química entre los dos es grimante, una mujer florero totalmente eliminable del montaje sin que se hubiese notado, nada aporta.
La mejor escena del film adornada por la canción de Eileen Ivers “Lament for Staker Wallacees”, plano secuencia de 2 minutos y medio en el puerto, Scorsese inunda la pantalla con su maestría. La hipocresía del patriotismo cuando gente que apenas ha pisado USA es fichada para pelear por un país que no conocen, alegoría de que al final solo van a la Guerra los pobres (esto también expuesto cuando vemos que por 300 $ te librabas de servir en la Guerra), aunque no pertenezcan ni al país por que van a morir; También toda la secuencia es una visualización rápida de la cadena de montaje que es la Guerra, vemos el alistamiento de los débiles, gente va a pelear contra la esclavitud, y que nada más llegar son esclavizados con los trajes azules; Y mientras unos van a la Batalla, por otro lado del “tubo” triturador de vidas, vemos “la carne molida”.
Tiene un embriagador arranque en 1846, empezando en las catacumbas de Manhattan con el redoble marcial de fondo de tambores de “Shimmy She Wobble” de Othar Turner, para derivar a la luz de una plaza nevada en Five Points donde se producirá una batalla atávica por el poder entre Irlandeses-Católicos y Anglicanos-Ingleses. Tras este poderoso inicio hay una elipsis de 17 años, tras la cual aparece Ámsterdam Vallon (ahora Leo DiCaprio, con una nada casual nombre, haciendo referencia al antiguo nombre de Manhattan, New Ámsterdam), ha estado este tiempo recluido en un orfanato, vuelve con el objetivo de vengarse a Five Points, donde Bill “El Carnicero” es el jefe mafioso del lugar, regido por mano de hierro en connivencia con el poder político, La voz en off nos hace un resumen de cómo está ese tiempo conflictivo, donde incluso los bomberos (Nueva York entonces tenía 37 brigadas de bomberos rivales) se peleaban unos con otros por hacer con viviendas ardiendo.
Luego nos introducimos en la interrelación se teje paterno-filial entre Ámsterdam y Bill. Esto queda muy descompensado por la tiranía actoral-expresiva de Day-Lewis, hace convertirse en invisible al apastelado DiCaprio, ante el tsunami del inglés. Actor que desborda la pantalla con un personaje “Big Than Life”, personaje parece salido de la mente de Charles Dickens, es la gran razón para ver el film, un despliegue de carisma solo al alcance de los elegidos, tanto que cuando él no está en pantalla nuestra atención baja enteros. Un hombre de un tiempo donde dominaba el darwinismo, y que empezaba a virar hacia la democracia real; Pero su antológica actuación encuentra un tremendo desequilibrio al ser su antagonista un Leo DiCaprio, gran actor, aquí parece cohibido, achicado, esta actuación mansa es lastre insalvable, no trasmite la rabia interior su papel requiere, no da réplica a Lewis. No ayuda que su carácter sea unidimensional, lo cual deriva en que nos importe entre nada y zero lo que le pase; Pero las taras se ven maximizadas con la aparición de Cameron Díaz como la ladrona Jenny, con un papel y caracterización inverosímil, con un arco de evolución atropellado, no es más que un artífico impropio de Marti para ofrecernos un romance para hacer taquilla, un romance con DiCaprio que resulta más forzado que querer meter el Titanic por el ojo de una aguja. Donde la química entre los dos es grimante, una mujer florero totalmente eliminable del montaje sin que se hubiese notado, nada aporta.
La mejor escena del film adornada por la canción de Eileen Ivers “Lament for Staker Wallacees”, plano secuencia de 2 minutos y medio en el puerto, Scorsese inunda la pantalla con su maestría. La hipocresía del patriotismo cuando gente que apenas ha pisado USA es fichada para pelear por un país que no conocen, alegoría de que al final solo van a la Guerra los pobres (esto también expuesto cuando vemos que por 300 $ te librabas de servir en la Guerra), aunque no pertenezcan ni al país por que van a morir; También toda la secuencia es una visualización rápida de la cadena de montaje que es la Guerra, vemos el alistamiento de los débiles, gente va a pelear contra la esclavitud, y que nada más llegar son esclavizados con los trajes azules; Y mientras unos van a la Batalla, por otro lado del “tubo” triturador de vidas, vemos “la carne molida”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Scorsese muestra un mundo de violencia, donde la vida es algo banal, con muchas peleas, sangre, muertes, torturas, democraticidios, gente va al teatro a arrojar verduras podridas a actores, hay linchamientos, motines, bombardeos. Retrato mordaz de la democracia (genial frase de Tweed: “La primera norma de la democracia es que no importan las papeletas sino los que cuentan”, esto cuando los votos superan al censo), con compra de votos, gente que vota varias veces, y como si los resultados no son los que gustan siempre puedes eliminar (literalmente) a tu oponente ante el vecindario para que no haya dudas de que aquí solo el más fuerte está destinado a liderar al rebaño (otra gran escena entre tanto barullo). Todo esto no es más que fachada que no es capaz de sostener un débil guión hecho esquemáticamente, con viñetas adyacentes sobre lo que sucede en los márgenes de un núcleo que no satisface en su superficialidad, exenta la complejidad, donde no hay dilemas morales, todo es tan directo, como plano. Los anhelos de trascendencia de la cinta se ven torpedeados por un relato liso, sin aristas, sin matices, una trama principal de vendetta sin peso dramático, floja, cruzada por una atropellada trama en la que Ámsterdam se incrusta en la banda de Bill hasta ser un ahijado para él, o esa chirriante subtrama amorosa, surcada en sus lados por otras simplistas subtramas que se sienten esbozos set-pieces. Donde tampoco es que los diálogos sumen demasiado, todo se siente henchido por un halo de petulancia que no es capaz de aguantar su previsible y acomodaticio (pecado scorsesiano) desarrollo. Coronado por un final que te deja entre frío, en medio de unos hechos históricos (los salvajes Draft Riots de 1863, visualmente muy bien narrados, pero distantes con el espectador), narrados en mezcla de mensajes morse y emisión radiofónica, donde la supuesta épica del duelo final se pierde en medio de la insustancialidad; Mención aparte merece el estrafalario atuendo (nominada al Oscar con el piloto automático, creado por la tri-oscarizada Sandy Powell), parecen salidos un circo del guiñoles, esperpénticos sombreros de copa, atuendo colorido cual payasos.
Puesta en escena es el gran y fulgurante escaparate sobre el que Martí crea esta irregular cinta. Empezando por magna reconstrucción de este NYC del SXIX, con fastuosos decorados en estudios Cinecitta de Roma, gracias al maestro diseñador de producción del tri-oscarizado Dante Ferretti (“Sweeney Todd”), con un despliegue de medios grandioso; Todo realzado por la fenomenal cinematografía del también tri-oscarizado Michael Balhaus (“Drácula de Bram Stoker”), para los Cinco Puntos, se inspiró en pinturas del estadounidense George Catlin (1796-1872), con gran valor estético, colorido fascinante, interiores cuasi-monocromáticos, en exteriores se huele la suciedad, te pringa el barro, te da tos el humo, con bella iluminación de velas y antorchas en la oscuridad, tomas generales que destilan realismo; Música de Howard Shore (“El señor de los Anillos”), pero destacan más otros temas, como el tribal “Shimmy She Wobble” de Othar Turner, el melancólico “Signal to Noise” de Peter Gabriel, o el celta “Dark Moon, High Tide” de Afro Celt Sound System, el tema tradicional irlandés “The last Rose of summer”, el canto lastimero de Eileen Ivers “Lament for Staker Wallace” que se oye en la mejor secuencia del film, cuando vemos el reclutamiento militar de inmigrantes, pero sobre todo queda para el recuerdo infinito el “The Hands That Built America” de U2, que suena de modo neurálgico durante los créditos finales, y que para siempre llevo entre el mp3 de mis temas favoritos.
Scorsese ha creado una aparatosa cinta, magna en su visualidad, interesante en su exposición de la vida en ese tiempo y lugar, con un actor en la cima (Day-Lewis por supuesto) pero dramáticamente escasa de emocionar. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/09/gangs-of-new-york.html
Puesta en escena es el gran y fulgurante escaparate sobre el que Martí crea esta irregular cinta. Empezando por magna reconstrucción de este NYC del SXIX, con fastuosos decorados en estudios Cinecitta de Roma, gracias al maestro diseñador de producción del tri-oscarizado Dante Ferretti (“Sweeney Todd”), con un despliegue de medios grandioso; Todo realzado por la fenomenal cinematografía del también tri-oscarizado Michael Balhaus (“Drácula de Bram Stoker”), para los Cinco Puntos, se inspiró en pinturas del estadounidense George Catlin (1796-1872), con gran valor estético, colorido fascinante, interiores cuasi-monocromáticos, en exteriores se huele la suciedad, te pringa el barro, te da tos el humo, con bella iluminación de velas y antorchas en la oscuridad, tomas generales que destilan realismo; Música de Howard Shore (“El señor de los Anillos”), pero destacan más otros temas, como el tribal “Shimmy She Wobble” de Othar Turner, el melancólico “Signal to Noise” de Peter Gabriel, o el celta “Dark Moon, High Tide” de Afro Celt Sound System, el tema tradicional irlandés “The last Rose of summer”, el canto lastimero de Eileen Ivers “Lament for Staker Wallace” que se oye en la mejor secuencia del film, cuando vemos el reclutamiento militar de inmigrantes, pero sobre todo queda para el recuerdo infinito el “The Hands That Built America” de U2, que suena de modo neurálgico durante los créditos finales, y que para siempre llevo entre el mp3 de mis temas favoritos.
Scorsese ha creado una aparatosa cinta, magna en su visualidad, interesante en su exposición de la vida en ese tiempo y lugar, con un actor en la cima (Day-Lewis por supuesto) pero dramáticamente escasa de emocionar. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/09/gangs-of-new-york.html