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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Drama Don Quintín es un modesto viajante de comercio que pasa por continuos apuros económicos. Un día descubre a su esposa con otro hombre en la cama y la echa de casa. Dudando de la paternidad de su pequeña hija la abandona. Pero al cabo de los años decide buscarla. (FILMAFFINITY)
22 de noviembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
398/20(21/11/21) Film menor en la filmografía del aragonés Luis Buñuel, estando en su etapa mexicana, realizada un año después dela Obra Maestra “Los Olvidados”, esta es una farsa que se nota hecha por encarga, una comedia con dosis de dramatismo basada en un sainete homónimo de los españoles Carlos Arniches y José Estremera estrenado en Madrid en 1924, llevado al cine en 1925, y en otra producción hispana de 1935 con colaboración en guión no acreditada de Buñuel. En esta dramedia azteca el guión es de los colaboradores habituales de Buñuel durante esta etapa, Luis y Janet Alcoriza, siendo protagonizada por Fernando Soler, Alicia Caro y Fernando Soto, tratando temas de modo tan chusco y superficial como la infidelidad, el perdón, el honor, o el control de la ira. Es un producto meramente alimentico para e cineasta de Calanda, echa con el piloto automático (pero si hasta tiene dos números musicales!), donde apenas hay señas de identidad del iconoclasta creador de “Viridiana”, subido en este caso en el éxito comercial de la anterior colaboración de Buñuel con el actor Fernando Soler “El Gran Calavera” (1949), ofrecen un melodrama con toques de comedia muy rancia, muy envejecida, y con toques muy tontunos, ejemplo de la simpleza y nadería que es la cinta es que Buñuel dijo en sus memorias que se había olvidado por completo de los pormenores del rodaje.

Tiene un inicio que hace presagiar algo bueno con esa composición de un protagonista muy del tono buñueliano, movido por los bajos instintos, y donde fluye un ataque a la institución de la familia y el matrimonio, tenemos un imaginativo recurso para elipsis de 20 años, con la cámara en pov vemos el cierre desde dentro de un armario de cocina, hay oscuridad unos segundos (con ruidos de violencia) y cuando se abre han pasado dos décadas, tenemos la hipocresía de una casa plagada de estampas religiosas donde el patriarca es un borracho que pega violentamente a su esposa e hijas (tratadas estas escenas de una forma tan enmohecida que resultan vomitivas vistas hoy día). Pero esta expectativa dura poco para caer en una deriva de burdas situaciones que discurren entre lo burdo, lo vergonzante y lo fuera de lugar (las secuencias entre la pareja cómica de secuaces del protagonista, Fernando Soto y Nacho Contla). Un folletín precursor de culebrones por la forma de tratar temas como el adulterio con un acto de violencia pasional, la mentira como arma femenina, el abandono de niños, niños criados en un hogar con malos tratos, el alcoholismo, los equívocos, el azar, y que luego terminan resolviéndose de forma idiotesca, todo esto elementos tan manoseados en las interminables telenovelas sudamericanas. A pesar de que tiene toques de gran cinismo como que el Club del que es dueño el protagonista se llama “El Infierno” (decorado con motivos propios, como llamas y diablos), como si fuera el lugar donde purga sus pecados, o ese final donde el mismo rompe la cuarta pared, acentuando el tono de farsa banal que es esta película.

Guzmán (Fernando Soler) es un vendedor viajante con fuertes convicciones morales que atraviesa problemas económicos que impiden que su esposa María (Lily Aclemar) y su bebe lleven una vida más estable, situación que empeora cuando el hombre descubre en la cama a María con su mejor amigo, Julio (Álvaro Matute), provocando que expulse a la susodicha de la casa y que ésta le diga que la niña no es de él. Quintín decide abandonar a la pequeña en un hogar al costado de una ruta y la pareja que allí habita, compuesta por Lencho (Roberto Meyer) y Toña García (Conchita Gentil Arcos), optan por quedársela a pesar de ya tener a una hija de la misma edad. Luego de dos décadas de cultivar celos, odio y un malhumor crónico por la traición de su esposa, a quien por cierto jamás le contó dónde está la hoy muchacha, Martha (Alicia Caro), el protagonista muta de gerente de una casa de juegos a dueño de un cabaret muy concurrido, desde el cual le pasa una mensualidad como manutención a los García sin nunca más volver a ver a la chica. Tendrán importancia en la historia Paco (Rubén Rojo), pretendiente de Martha, Jovita (Amparo Garido, con un número musical sensual para el tiempo), hermanastra de Martha, y Angelito (Fernando Soto) y Jonrón (Nacho Contla), dos empelados de Guzmán.

Seguimos a Guzmán que tras conocer el secreto se vuelve más huraño y violento, mientras por otro lado Martha vive en un hogar con un padre violento e intransigente, esto mostrado con un todo trivial que daña. Pero es que aparece que en este universo todas las mujeres son maltratadas y violentadas por los hombres, donde estos pueden seducirlas con un par de halagos (me refiero a como Angelito seduce a Jovita en la casa de esta, es ridículo y grimante); Hay un manejo de los tiempos desconcertante, me refiero a como pasamos de que Guzmán es un mindundi con problemas económicos, a la siguiente vez que lo vemos es una especie de Rick en Casablanca con su Casino y con múltiples empleados, muy brusco y desorientador.

Llama la atención las sub tramas que protagonizan Fernando Soto y Nacho Contla, propios de otra película, parecen dos pseudo Gordo y el Flaco donde siempre están en modo gag low cost de vodevil, donde el único momento medio salvable es cuando se conocen y se enfrentan de modo pendenciero en el casino, cual dos gallos estúpidos, resto son meras situaciones creadas por mentes más simples que el mecanismo de un botijo. , Tenemos resoluciones de conflictos que son más chirriantes que las Torres Gemelas viniéndose abajo, ejemplo como Quintin llega a casa de Lencho a por su hija y el padre Adoptivo toma esto como si fuera el cartero (¿?), nada de preguntas o ataques a su conducta (también la resolución tiene estos elementos que son insulto a la razón). Al menos se agradece que sabedor de su nivel efímero que será en el espectador hacen que no dure mucho, pues son 78 escasos minutos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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