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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Aventuras. Western Matt Calder (Robert Mitchum) llega a un campamento minero para hacerse cargo de su hijo de nueve años, Mark, y agradecer a Kay (Marilyn Monroe), la cantante del saloon, que le haya cuidado. Padre e hijo se dirigen a la granja que ha comprado junto a un caudaloso río pero su tranquilidad es interrumpida por la llegada de Kay, acompañada de Weston, un jugador profesional que huye con los caballos dejándoles indefensos ante el ataque de ... [+]
15 de julio de 2021
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
274/21(14/07/21) Decepcionante y olvidable western, que a priori contaba con buenos alicientes como para hacerla atractiva, tiene ala sex-symbol Marilyn Monroe en su apogeo, venía de hacer (par al Fox) dos títulos exitosos como "Los caballeros las prefieren rubias" y "Cómo casarse con un millonario", tenemos de co-protagonista al gran y carismático Robert Mitchum, tenemos de director ucranio Otto Preminger que había hecho “Laura”, “Ángel o Diablo?” o “Cara de ángel”, aquí tenemos parte del problema y es que para Preminger esto fue un encargo forzado pro la Fox por su contrato, en el que no tenía interés. Tenemos la primera película que se filmó en CinemaScope para dar esplendor a los hermosos parajes (gran parte se filmaría en Canadá: Banff, los Parques Nacionales de Jasper, Lake Louise en Alberta; y el río Salmon en Idaho, donde realmente tiene lugar la historia) donde se filma. Pero el chasco ha sido tan grade como las expectativas, pues me ha sido un film del oeste rutinario, donde solo destacaría (por salvar algo) la belleza sin paliativos de una Monroe embutida en unos vaqueros como nunca se había visto hasta entonces, y algunas preciosas tomas que dan realce al entorno salvaje con sus `pardos verdes, su rio salvaje, los cañones, los bosques, los rápidos, o las titánicas montañas.

El guión es de Frank Fenton (“Escrito bajo el sol”), adaptando una historia de Louis Lantz, quien dijo inspirarse en la obra maestra del neorrealismo “ladrón de bicicletas” (1948), para un relato plano enmarcado en plena fiebre del oro en 1875, sobre un hombre, Matt Calder (Robert Mitchum), que con su hijo de nueve años Mark (Tommy Rettig), y una mujer de ‘paquete’, la cantante Kay (Marilyn Monroe) se embarca (nunca mejor dicho) en una persecución contra el hombre, Harry Weston (correcto Rory Calhoun), que le ha robado su caballo y rifle en medio de un paraje inhóspito cargado de peligros. Por en medio una aventura de supervivencia, con acción low cost, una pelea (pitufesca), teniendo que sortear los salvajes rápidos de un rio (ello visto en un montaje patético, risible si no fuera porque pretende ser intenso, los cambios de los planos abiertos reales a los primeros donde son de chirigota la pantalla trasera rompe cualquier atisbo de tensión dramática, y no me vale decir que estamos en 1954, pues “La Reina de África” con escenas de rápidos de río es de 3 años antes y es infinitamente mejor), enfrentándose a un puma (mejor que la de los rápidos, aunque al final cante es un pelele), contra un par de buscadores de oro, contra unos violentos indios (o eran zombis, porque por el tratamiento que se les da lo parecen), un tiroteo final chusco, esto surtido por un goteo en los remansos de un romance metido con calzador, donde la química entre la Monroe y el Mitchum resulta más gélida que las cumbres heladas de las Rocosas, aunque por supuesto, sabemos desde la primera vez que cruzan sus miradas lo que ocurrirá al final, y más cuando vemos al zoquete de pareja que tiene ella. Ah, también nos meten una superficial reflexión sobre que a veces está justificado matar por la espalda.

Las actuaciones discurren con el piloto automático, sobre todo la de Mitchum, que parece estar mirando el reloj para ver cuando terminan; la Monroe pone empeño, pero parece estar haciendo otra película distinta a la de su partenaire, no ayuda la personalidad tontuna que le ponen, cuando se supone una mujer de mundo y no darse cuenta que el tahúr con el que está la engaña. Aparte de que nadie se puede creer que ese bellezón este en medio de la nada, con esos mineros con las hormonas ardiendo, sin apenas mujeres y observándola sensual medio vestida (con vestido can-can, con las piernas enrejadas al aire, con pronunciado escote,...) sobre un piano resulta grimante y poco realista la contención de esos tipos. Además siempre bien maquillada, bien pintada los labios y con un peinado que aunque intente aparentar estar despeinado no cuela, se nota estar todo el tiempo artificiosa para las fotos. Ah, es llamativo como nos meten varias canciones entonadas por la Monroe sin venir a cuento, parones que provocan que llegue a parecer un musical, totalmente discordantes estos tramos, parecen imposiciones de la Diva. En años posteriores, Monroe afirmó que “River of No Return” fue su peor película.

Mención merece el tratamiento racista que en la película se da a los nativos indios, simples malos malísimos porque si, sin motivación alguna, unos meros horcos psicópatas, son pacíficos y a continuación los vemos con pinturas de guerra persiguiendo a los protagonistas con una inquina ridícula. Los acosan cual ogros malvados sedientos de sangre, ello a pecho descubierto, sin armas de fuego, exponiéndose cual idiotas a ser matados por esa inexplicable sed de matar. Supongo que en 1973, cuando Marlon Brando mandó a una nativa a rechazar su Oscar por “El Padrino” como protesta por el tratamiento que Hollywood había dado a los indígenas norteamericanos una de las películas que tenía en mente el mítico actor del Col. Kurtz fue esta.

También cabe exponer lo políticamente incorrecto (sobre todo hoy día) de cómo se comporta Matt en dos ocasiones con la mujer, asaltos sexuales machistas, como Matt ‘ataca’ a Kay en medio del bosque violentamente (salido) para claramente violarla, si no fuera por una interrupción esto se hubiera consumado; el otro asalto se da en el final (spoiler). Con el filtro de los años resulta chirriante el atávico proceder del protagonista cual troglodita tirando y arrastrando del pelo la mujer que ha escogido.

Monroe estuvo acompañada por Natasha Lytess, su entrenadora de actuación. Preminger se enfrentó a la mujer desde el principio. Insistió en llevar a su cliente a un lado y darle una dirección contraria a la de Preminger, e hizo que la actriz enunciara cada sílaba de cada palabra de diálogo con un énfasis exagerado... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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