Esta película me ha sorprendido. Para mal.

Es un coñazo insufrible trufado de irritantes peroratas y aburridos polvos a contraluz que intentan (sin éxito) explicar el drama del envejecimiento y la muerte y no consiguen mucho más que hacer que te fijes obsesivamente en el horrendo flequillo de Penélope Cruz y en lo feo que queda ver a un abuelete como Kingsley montándoselo con ella. Por no hablar del inexistente acento de la supuesta cubana (lo de cubana será por otra cosa y no por la nacionalidad), lo innecesario de las escenas en las que aparece Patricia Clarkson y las sonrojantes escenitas de la desigual pareja trotando en la playa cual anuncio de Fa pero en plan fino.

La cosa se ve que aspira a ser muy profunda y tremendamente emocionante y dramática (y si no te has dado cuenta de ello, hay un piano súper machacón que se encarga de señalártelo) pero su carga de artificiosidad y la estúpida pretenciosidad de la mayoría de los diálogos echan a perder el efecto de cualquier manera imaginable, marcando las carencias de una dirección que parece haberse disociado de la historia: un desperdicio de marco para un cuadro tan pobre.

Por desgracia tuve que aguantarla hasta el final (típicamente Coixet, con todos sus irritantes tics), por razones que remiten directamente al título de esta crítica que por cierto, dedico al personal del foro de FA, sin cuya participación en el proyecto jamás hubiera visto la película y menos aún, hecho la crítica. Gracias, chicos, os quiero.



Dedicado a mi adorado Grandine, que espero publique la crítica en mi ausencia y a la gente a la que torturé con mis quejas y rezongos mientras veía "Elegy" (gracias, Kingo y Aeris).