Tener la suerte de ver a dos actrices soberbias e irrepetibles como Bette Davis y Joan Crawford en la mejor interpretación de sus respectivas vidas es un privilegio impagable. Esta película dramática y absorbente fue el fruto de un rodaje legendario en el que salieron a relucir el odio y la enemistad que existía entre las dos grandes musas y divas del cine de la época dorada. Ambas ya en una fase de -relativa- decadencia, se hicieron la vida imposible la una a la otra a lo largo y ancho del estudio. Finalmente, y tras un rodaje agotador e infernal, Aldrich pudo por fin firmar su gran drama sobre uno de los sentimientos humanos más siniestros y profundos: la envidia. El resultado fue una de las mejores películas de la historia, un drama humano sobre el odio y el maltrato, con una de esas historias sobre actrices fracasadas que tantas buenas películas han inspirado ("Sunset Boulevard", "All about Eve", etc.). Además del guión, huelga decir que es una cinta de muy buena calidad técnica, con una fotografía elegante a base de claroscuros que refuerzan el tono dramático y recrean una atmósfera opresiva y dominada por el odio. En conclusión, que se trata de una obra imprescindible para cualquier cinéfilo.

LO MEJOR: Las interpretaciones. Bette Davis en su mejor papel, lo cual no es decir poco.
LO PEOR: Nada. Es perfecta. No tocaría ni una coma.