Álex de la Iglesia ha hecho una de sus mejores películas lanzándose a la piscina él solito, con guión propio de arriba a abajo, sin la colaboración de su habitual co-guionista Jorge Guerricaechevarría, para reflejar parte biográfica suya y mostrarlo a través de una historia de amor (y por qué no decirlo, a lo bestia) entre dos payasos enamorados localemente por la trapecista.

Una metáfora brutal sobre La Guerra Civíl plasmado en algo tan cotidiano que consigue una majestuosa y bestial crítica a toda la España que en aquel momento lucho por lo mismo y que a su paso, se cobró muchas víctimas.

A mí, esta película me pilló en una etapa difícil de mi vida y, es por ello, que defiendo que, esta película me mostró metafóricamente a mis demonios personales y a una furia contenida, bastante fuerte para mí.

Los actores van mucho más allá de lo inimaginado haciendo un esfuerzo brutal y extremo, la banda sonora del gran Roque Baños es de lo más logrado y elaborado que he escuchado yo en el cine español y, por otro lado, el gran cameo logrado de alguien que yo me sé, es mágico y dices tú, ¡OLÉ!

No os digo más. La disfruté tanto que la acabé viendo en el cine 3 veces y se ha convertido en una película imprescindible para mí.

¡Enhorabuena y muchas gracias, Álex!