Obra cumbre de la comedia cinematográfica.

Su influencia es gigantesca y está presente aún en muchos guiones tanto de cine como de series televisivas. Establece unos códigos básicos de equilibrio entre risa y llanto en el gran subgénero de la comedia trágica que son plenamente vigentes hoy en día. Recordemos, por ejemplo, como la divertida 'La niña de tus ojos' (1998), no deja de ser una nueva puesta en escena de lo mismo. Sus transgresores herederos han debido reinventar muchos límites con no poco riesgo. De ahí que 'Borat' o 'Malditos bastardos', por ejemplo, no sean del agrado de todo el mundo. No es fácil, pues, saber mezclar nazismo y risas. Y menos en 1942.

Está llena de ingenio, mala leche y un buen humor con apuntes desternillantes, amén de unos actores en un particular estado de gracia. Su pero, quizá y por hallar alguno, se halla en un tono más teatral que cinematográfico que puede restar cierto dinamismo o naturalidad. Pero ni eso, la verdad.

Hay que verla sí o sí.