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España España · Barcelona
Voto de picais:
7
Drama. Cine negro Intensa historia que mezcla con gran pericia los sentimientos más apasionados con las maquinaciones políticas. Las soberbias interpretaciones y el perfecto trabajo de dirección enganchan al espectador a la calle del éxito, Flamingo Road.
10 de mayo de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joan Crawford demuestra aquí una vez más su gran talento, ni cuerpo espectacular, ni cara perfecta, aunque tampoco parecía necesitarla, pero eso sí, un enorme, poderoso atractivo, solo comparable con sus ojos, grandes, expresivos, hermosos. Es curiosa su carrera en ese agitado mundo, a medida que se fue haciendo mayor fue consiguiendo sus mejores trabajos, obteniendo sus papeles más logrados, a la edad que otras ya desfilaban hacia el olvido, ella caminaba hacia la gloria. Esta película no es solo ella, eso es cierto, pero ella es lo mejor de la película, y no tengo ninguna duda de ello.
También está Sydney Greenstreet, que prácticamente no tenía que hacer nada para parecer repulsivo, temido o despreciable, solo aparecer en pantalla, mirar a la cámara, o incluso no mirarla, y poner en marcha su voz grave. Aquí mantiene un auténtico duelo con la Crawford, como lo mantienen también sus personajes, desde la primera vez que se ven hasta la última. Ellos junto con el resto del elenco, guionista, músico y por supuesto con el gran Curtiz al frente, nos entregan una cinta que sabe captar el interés desde la primera escena y mantenerlo bastante bien a lo largo del metraje.
Al margen de los sentimientos que se crean entre los personajes, y que es como casi siempre lo único noble y desinteresado, lo que aquí más destaca es la corrupción del poder, como se consiguen las influencias, como se ocupan los puestos claves, era el año 1949 y es posible que los métodos no fueran tan sofisticados como ahora, tal vez no habíamos oído hablar de la ingeniería financiera, pero parecían igual de eficaces. Contiene también su parte melodramática y algún que otro exceso, pero cuando aparece Joan Crawford, y la miramos a los ojos, se nos olvidan todos esos pecadillos.
picais
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