Atrevida, interesante, pasajera, atractiva, arriesgada, pausada, agobiante, extraña, parsimoniosa, enfermiza, atroz, densa, aparatosa, previsible, emotiva, salvaje, peligrosa y desmesurada producción de aventuras que apoyada en un reparto estelar, llega a resultar tan dramática, como realista.
Su director Henry Hathaway, se olvida de los esquemas de tiempo establecidos por las grandes productoras y ofrece una historia que aumenta progresivamente en tensión y angustia, consiguiendo mantener el interés por el desarrollo de los acontecimientos en todo momento.
Al término de su visionado, puedo confirmar que no es una película que vaya a ser del agrado de todo tipo de público, pero del mismo modo, os diré que deja diversas lecturas de interés sobre el amor, la amistad y los intereses personales.
Todo un viaje de emociones que fluctúan a lo largo de un árido desierto de anhelos que desenmascaran la naturaleza más primitiva del ser humano.
Un relato aterrador e inspirador, a partes iguales, donde la aventura, la amistad, el poder y la pasión se mezclan de una forma inteligente, dando paso a la verdad, en un desenlace digno de aplauso. Una película totalmente recomendable y que siempre estará de actualidad, pase el tiempo que pase.
Arenas de muerte, deja huella en la memoria.