Entretenida, desenfadada, pasajera, insulsa, edulcorada, simpática y acertada producción francesa de cine familiar en la que el padre de familia interpretado por Kevin Spacey, ve como su vida de ejecutivo sin delicadeza, se convierte en pesadilla tras sufrir un fatal accidente que lo deja en coma. Al menos en parte, ya que su alma queda atrapada dentro del felino que le regaló a su hija en su cumpleaños.
Barry Sonnenfeld, participa en un proyecto Frances que no llega a resultar muy novedoso, cayendo en numerosas situaciones y esquemas previsibles, para una historia que puede ser divertida y entretenida, pero que peca de edulcorada e ilusionante.
Se ve con agrado y ofrece algunos momentos de diversión, pero poca verdadera novedad, quedando en un trabajo simple y pasajero que puede llegar a gustar, pero no entusiasmar.