Era evidente que esta secuela perdería el efecto sorpresa de "Ocho apellidos vascos" y así ha sido. Pero, además, se nota que se hizo aprisa y corriendo para aprovechar el tirón en taquilla de su predecesora. Porque si no, no se explica que las cuatro escenas más divertidas transcurran fuera de Cataluña (ver spoiler).
Dani Rovira y Karra Elejalde vuelven a ser los mejores y sostienen la película en muchos momentos, ya que ésta tiene bastantes altibajos debido a que en ella prima más la típica comedia romántica que esa alusión a los topicazos tan presente en la primera parte. Y eso que la idea de fingir un país independentista para contentar a la yaya es muy buena. Sin embargo, el guión no discurre por los cauces naturales al no ocultar Amaia a Rafa como su ex a los invitados, lo cual hubiera sido lo lógico para crear aún más enredo.
En cuanto a los nuevos actores, Berto Romero no me termina de convencer como artista conceptual hipster (veo muy forzado presentar a un catalán como alguien tan sofisticado y no más de andar por casa), Rosa María Sardá cumple de lo que se espera de ella y Belén Cuesta - compañera de Berto en "El Terrat" - es quizá la que más puede sorprender en su papel. Yo personalmente eché de menos una aparición de Buenafuente (y más después de cómo lo ha encasillado Santiago Segura en la saga de "Torrente").
Graciosas también las intervenciones de los amigos de Rafa, como en la primera. Ellos también contribuyen a aportar un poquito de humor, aunque éste nunca llega a ser tan desternillante como en "Ocho apellidos vascos". Hubo un crítico que criticó ésta en su día porque no se desmadraba como pedía a gritos. Pues bien, seguro que la secuela le habrá parecido entonces muy sosa.
Eso sí, menos mal que el final demuestra que Cobeaga y San José se han dado cuenta de que no pueden estirar más la gallina de los huevos de oro, porque la franquicia no da para más.
Mi nota: 6,4