Siempre es más sencillo criticar que hacer. Destruir que construir. Es por eso que antes de referir los defectos que en mi humilde entender tiene la película, quiero valorar positivamente la valentía del intento. Un intento honroso de glosar a la política más relevante del último cuarto de siglo XX y de hacerlo, contando para ello, nada menos que con Meryl Streep.
Dicho lo cual, la historia vaga, o divaga, entre la cara más íntima de la mujer y la más pública de la política, quedando ambas igualmente incompletas y difusas. Sobran las escenas tragicómicas que otorgan al marido de Margaret una presencia casi permanente, que resta mucho más de lo que aportan. El resto de aspectos negativos son aspectos que faltan y que podrían habernos ayudado a desentrañar a la mujer detrás de la parlamentaria. Así, tanto la propia figura de Margaret Thatcher como el desenlace son igualmente fríos, lo cual no dice mucho en favor del personaje ni de la realización de la cita.
Meryl Streep: como casi siempre, maravillosa; pero creo que es principalmente el enfoque global lo que no le permite brillar como el astro que es.