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Voto de El Fauno:
8
7.0
14,723
Intriga. Drama. Thriller
Adaptación de un cuento de Julio Cortázar que narra la historia de Thomas (David Hemmings), un fotógrafo de moda que, tras realizar unas tomas en un parque londinense, descubre al revelarlas una forma irreconocible que resulta ser algo tan turbador como inesperado. (FILMAFFINITY)
21 de octubre de 2011
86 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más recuerdo de esta película cuando la dejo reposar con el tiempo son siempre las mismas escenas. David Hemmings fotografiando a Vanessa Redgrave con otro hombre mayor que ella en una zona aislada de un parque de la zona, y por otro lado, la posterior investigación que lleva a cabo el protagonista en su casa, cuando decide intentar desvelar las motivaciones ocultas que rigen ese momento que ha captado con su cámara, revelando las fotografías, ampliándolas y sacando conclusiones cuando cree haber descubierto la preparación de un asesinato y su posterior ejecución. Son siempre esos momentos los que se me graban en la memoria cuando veo “Blow up” y los primeros en los que pienso cuando rememoro la película tiempo después de su visionado.
Es precisamente el discurso que late de fondo en esos momentos lo que más me atrae de toda la obra. El que Antonioni trabaja en esas secuencias, el de la multiplicidad de matices y de puntos de vista que puede generar una misma imagen, dependiendo de si es vista por una u otra persona, cada una con su propia experiencia vital. No es el caso literal de la película que aquí tratamos, pero sí es lo que se transmite. ¿Realmente ha sido Hemmings testigo de un asesinato?, ¿O sencillamente ha visto lo que deseaba ver en ese momento de su vida, en el que necesita de una motivación poderosa que le haga seguir adelante? Las preguntas que surgen no poseen una respuesta clara. Cualquier opción es valida, aunque el director ya nos deja alguna pista sobre su posición en la escena final del filme.
Las ilusiones forman parte del ser humano. Cada persona verá las cosas atendiendo a su propia vida, a su propia educación, a todo lo que la ha hecho ser tal como es hasta ese momento. Y la interpretación que extraiga de unas imágenes con un fondo muy abierto de posibilidades, seguramente difiera bastante de los de otra persona con un mundo diferente. Es una visión que me parece totalmente extrapolable a la propia disciplina del cine, y es precisamente ese el punto que más me atrae del discurso de Antonioni en “Blow up”. Una línea discursiva que comparte con Jose Luis Guerín y su “Tren de Sombras”, puede que con la salvedad de que ésta última tal vez incida más en dicha cuestión, tratándo la misma con más profundidad al girar todo su núcleo argumental alrededor de la interpretación de esas imágenes y el significado oculto que encierran, y que descubrimos en el último tramo de la obra.
(continúo en spoiler)
Es precisamente el discurso que late de fondo en esos momentos lo que más me atrae de toda la obra. El que Antonioni trabaja en esas secuencias, el de la multiplicidad de matices y de puntos de vista que puede generar una misma imagen, dependiendo de si es vista por una u otra persona, cada una con su propia experiencia vital. No es el caso literal de la película que aquí tratamos, pero sí es lo que se transmite. ¿Realmente ha sido Hemmings testigo de un asesinato?, ¿O sencillamente ha visto lo que deseaba ver en ese momento de su vida, en el que necesita de una motivación poderosa que le haga seguir adelante? Las preguntas que surgen no poseen una respuesta clara. Cualquier opción es valida, aunque el director ya nos deja alguna pista sobre su posición en la escena final del filme.
Las ilusiones forman parte del ser humano. Cada persona verá las cosas atendiendo a su propia vida, a su propia educación, a todo lo que la ha hecho ser tal como es hasta ese momento. Y la interpretación que extraiga de unas imágenes con un fondo muy abierto de posibilidades, seguramente difiera bastante de los de otra persona con un mundo diferente. Es una visión que me parece totalmente extrapolable a la propia disciplina del cine, y es precisamente ese el punto que más me atrae del discurso de Antonioni en “Blow up”. Una línea discursiva que comparte con Jose Luis Guerín y su “Tren de Sombras”, puede que con la salvedad de que ésta última tal vez incida más en dicha cuestión, tratándo la misma con más profundidad al girar todo su núcleo argumental alrededor de la interpretación de esas imágenes y el significado oculto que encierran, y que descubrimos en el último tramo de la obra.
(continúo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A este respecto hay una frase que siempre me viene a la cabeza al pensar en estos filmes y es la siguiente: la película está en los ojos del que la observa. La interpretación de Hemmings de esas fotografías no es menos acertada que la que podamos tener nosotros. Pues al final cada uno ve una cosa diferente, personal. Y creo que el cine funciona exactamente de la misma manera. Nadie podrá decir con seguridad qué es cine y qué no lo es, y sentar cátedra en el camino. Cada uno verá una película distinta y de la misma forma, cada persona valorará por sí misma si considera que lo que ve, es o no cine. Las imágenes transmiten algo distinto a cada persona. Y en esa multiplicidad de miradas que pueden surgir, y que creo es una idea que el filme de Antonioni consigue expresar con acierto, es donde radica una de las razones por las que profeso mi amor al Séptimo Arte. Poder ver cosas tan distintas, sacar tantas cosas diferentes, únicamente en base a una imagen que es siempre la misma y no cambia nunca, pero que se transforma continuamente en el interior de cada espectador, evolucionando con el tiempo, y en base a la cual surgirán miles de cosas diferentes, todas ellas validas, simplemente dependiendo de la persona que la observe.
Al final lo único que queda claro, tal como nos cuenta Antonioni, es que todo es una mera ilusión, algo que solo vemos en nuestra cabeza e imaginamos a nuestro antojo. Que en realidad nada es real, y que el cine solo es eso, y que es el propio espectador el que aporta aquello que lo hace mágico.
Al final lo único que queda claro, tal como nos cuenta Antonioni, es que todo es una mera ilusión, algo que solo vemos en nuestra cabeza e imaginamos a nuestro antojo. Que en realidad nada es real, y que el cine solo es eso, y que es el propio espectador el que aporta aquello que lo hace mágico.