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Voto de Mark38:
6
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6.2
19,653
Drama
A pesar de sus apuros económicos, Ian (Ewan McGregor) y su hermano Terry (Colin Farrell) compran un velero de segunda mano, llamado "Cassandra's Dream", para salir a navegar los fines de semana. Ian conoce a Angela (Hayley Atwell), una atractiva actriz que acaba de llegar a Londres con la esperanza de alcanzar el éxito, y se enamora de ella. La pasión por el juego de Terry pondrá a los dos hermanos en una situación muy delicada, aunque ... [+]
17 de diciembre de 2007
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen tiene por costumbre darnos una de cal y otra de arena. Resulta lógico: a nadie pueden pedírsele genialidades de forma contínua. Éste es el caso de Cassandra's dream. El último churro de Allen es un churro culto, si por ello entendemos la inclusion de unas cuantas frases sacadas de la amplia cultura que Woody ha amasado con lecturas desde Sócrates a Freud, pasando por Nietzsche y quizá, Maquiavelo.
El film arranca con la presentación de Cassandra, un viejo velero que los hermanos Ian y Terry deciden comprar en cómodos plazos, pues sólo disponen de 800 libras y algo más...
Cassandra no volverá a aparecer hasta los minutos finales, donde se erigirá en protagonista letal.
El film arranca con la presentación de Cassandra, un viejo velero que los hermanos Ian y Terry deciden comprar en cómodos plazos, pues sólo disponen de 800 libras y algo más...
Cassandra no volverá a aparecer hasta los minutos finales, donde se erigirá en protagonista letal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
También desde el principio conocemos a los principales personajes de esta trama: el guapo Colin Farrell (con poses y tics de la insoportable escuela de Strasberg, un deja-vu reiterativo que recuerda a un James Dean sin carisma), e Ewan McGregor del que mejor no decir nada y darle otro voto en la confianza de verle retomar algun día la fuerza que le ayudó a crear el duro y dificil personaje de Trainspotting. Enseguida aparece otro carácter vital en la historia, a través de contínuas referencias verbales a él, a su bondad y filantropía, a su triunfo y a las aparentes envidias que provoca: el tio Howard, el típico genio que de la nada crea un imperio con la única ayuda de sus dos manos, una brillante inteligencia y un increible afán de superación. Todo esto lo conocemos a través del velo con el que la madre de los nenes mira la vida y especialmente su lado mas oscuro y que, no obstante, más la favorece.
Pero tío Howard no es tal genio de los negocios sino un trepa corrupto que depende del testimonio de un antiguo colaborador para ser juzgado, desposeído de sus bienes y pasar una buena temporada entre rejas. Y aqui termina esta historia y recomienza un capitulo más de Delitos y Faltas, la versión (que sigue a Match point) tercera de "Cómo matar al que estorba", aunque esta vez el azar no será favorable: la pelota caerá del lado contrario.
Sinceramente, a lo largo de la historia me quedó patente que todo el guión ha sido elaborado de abajo arriba; a partir de la moral de un asesinato el señor Allen ha ido retrocediendo para darle comienzo y desarrollo. Y le ha salido mal. Muy Mal. Poco hay de creíble en esta película: desde la forma en que Ewan ultima un ligue en carretera con su novia a dos pasos o la utópica compra de dos negocios hoteleros en Los Ángeles por cien mil libras, hasta la descripción de la conciencia remordedora de un asesino no nato o el accidente final donde gruesas maderas de teka saltan en pedazos como si Dios emergiera furioso haciendo justicia.
El fantastico y estudiado retrato de la toma de conciencia de un asesino que realizó Truman Capote se encuentra a años luz del apresurado y toscamente obsesivo personaje de Colin Farell (mi querido Colin, te has equivocado una vez mas, no has enseñado torso y han sacado un poco hinchada tu linda carita).
Pero tío Howard no es tal genio de los negocios sino un trepa corrupto que depende del testimonio de un antiguo colaborador para ser juzgado, desposeído de sus bienes y pasar una buena temporada entre rejas. Y aqui termina esta historia y recomienza un capitulo más de Delitos y Faltas, la versión (que sigue a Match point) tercera de "Cómo matar al que estorba", aunque esta vez el azar no será favorable: la pelota caerá del lado contrario.
Sinceramente, a lo largo de la historia me quedó patente que todo el guión ha sido elaborado de abajo arriba; a partir de la moral de un asesinato el señor Allen ha ido retrocediendo para darle comienzo y desarrollo. Y le ha salido mal. Muy Mal. Poco hay de creíble en esta película: desde la forma en que Ewan ultima un ligue en carretera con su novia a dos pasos o la utópica compra de dos negocios hoteleros en Los Ángeles por cien mil libras, hasta la descripción de la conciencia remordedora de un asesino no nato o el accidente final donde gruesas maderas de teka saltan en pedazos como si Dios emergiera furioso haciendo justicia.
El fantastico y estudiado retrato de la toma de conciencia de un asesino que realizó Truman Capote se encuentra a años luz del apresurado y toscamente obsesivo personaje de Colin Farell (mi querido Colin, te has equivocado una vez mas, no has enseñado torso y han sacado un poco hinchada tu linda carita).