Antes de nada decir que esta película me despertaba cierto interés pero la decepción ha sido tal que no se como calificarla, está llena de absurdos ritos y significados metafísicos pero que no llegan a ningún lado porque el director se pierde en el camino a los 20 minutos. Un gran sinsentido esperpéntico y en momentos muy desagradables y explícitos con situaciones que provocan vergüenza ajena en la cual el espectador acaba enfadado sabiendo que le han tomado el pelo. Ari Aster no es un genio no es Kubrick ni Hitchcock ni falta que hace pero su pretenciosidad se ve a kilómetros. Si no queréis perder el tiempo no la veáis es mala, aburrida, lenta y desagradable donde los actores no hacen lo que pueden podrían hacer mucho más.