Y con más capas que una cebolla. Me hizo mucha gracia el portero del cine cuando le dije al salir que eran varias películas en una, como en las cajas chinas...: “Es para evitar el alzheimer”, me contestó afable. Y lo cierto es que la trama se presta a darle muchas vueltas a la cabeza intentando encajar todas las piezas del puzzle que van dando mucho juego porque es de esas historias que nunca acaban del todo (yo ya me había plantado tres cuartos de hora antes del final -su metraje es generoso- pero la cosa seguía y seguía sobre los recovecos de la mente con una apoteósica y glamourosa Bárbara Lennie al timón entre delirios y/o certezas...).

Como anécdota jugosa en cuanto a la novela el mismo Luca de Tena optó por internarse en un sanatorio mental para ambientarse mejor, o sea que esa paciente que la historia refleja, calidoscópica a tope, no hizo más que guiarle en aras de la ficción. En resumen, un gran artificio que hasta me recuerda a Brian de Palma o a "Shutter Island" y con una recreación de la época, finales de los setenta, muy bien ambientada y con numerosos extras... No te aburres para nada aunque satura, eso también. Y aprovecho para reivindicar la sufrida labor de los montadores/montadoras porque en esta ocasión diría que es para acabar como los pacientes del centro, dicho sea con respeto y flashback va, flashback viene...

(Termino destacando el buen trabajo también de Pablo Derqui y Javier Beltrán entre otros, más ese par de gemelos o 'renglones del Señor' aunque igual es solo uno multiplicado por dos...)