Esta película es como aquel anuncio de Coca Cola en el que llaman a un empleado para despedirlo. El anuncio nos muestra 3 reacciones posibles que podría tener este sujeto ante la noticia de su despido.

La primera está llena de optimismo, el despido es recibido como una oportunidad de cambiar su vida por una que le reporte mayor felicidad.

La segunda reacción está marcada por la tragedia, el pesimismo, el horror. El despido acaba con todo lo que había conseguido y ahora se va a encontrar en un pozo sin fondo.

La tercera es la venganza. Esta reacción consiste en hacer daño físico al tío que le despidió.

Melinda y Melinda es este anuncio en forma de película. Nos plantea la base de una historia enfocada desde la tragedia y desde la comedia. Ambos puntos de vista se desarrollan paralelamente durante la hora y media de metraje.

Como es de esperar la historia trata el amor, las infidelidades, la muerte y todo eso que vemos una y otra vez en las pelis allenianas.

Me encanta Woody Allen, algunas de sus películas son magníficas, pero este no es el caso. La idea de enfocar lo mismo desde un punto de vista cómico y desde un punto de vista trágico es buena y es original. Pero no vale solo con una idea, hay que saber llevarla a cabo, y esta vez nuestro amigo Allen patina. No ha sabido crear una historia a la altura de la premisa que él tenía.

Vale que incorpores esos temas que tanto te gustan, esas cuestiones filosóficas, esos miedos que tienes, pero esta historia, esta película, es aburrida, predecible, plana, sosa...le doy un 5 porque muy al final consigue mejorar (aunque muy poco), y porque no sería tan exigente con ella si no fuera de Woody. De él me esperaba más.

Además, ¿hay quién pinte menos en una película de Allen que Will Ferrell y Steve Carrell?.