23 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si cuando Jason Biggs, decididamente y sin ningún tipo de vergüenza, le pide matrimonio a una guapérrima Isla Fisher sin conocerla de nada esta le hubiera contestado "contigo no, bicho" la película tendría su gracia. Pero como cuando Jason Biggs, decidido y sin ningún tipo de vergüenza, le pide matrimonio a una guapérrima Isla Fisher sin conocerla de nada esta le dice "sí quiero", se pone a gritar y a dar saltos de alegría ahí, mientras está trabajando, la película se convierte en una chorrada sin límites.
Si hubiera secundarios interesantes puede que hubiera podido llegar a tener su gracia, algo complicado teniendo en cuenta la premisa anterior, pero como los amigos son medio subnormales y los padres 3/4 de lo mismo la película sigue siendo una chorrada sin límites.
Por cierto, en los títulos de crédito Michael Ian Black nos dice que el mongolo ese, amigo del personaje de Isla Fisher, montó una tienda especializada en la Unión Soviética: "solo vendía zapatos y pan". A ver, IGNORANTE, ya no digo que te informes ni que estudies un poco de historia, pero por lo menos no hagas una película y sueltes toda la mierda que se te pase por la cabeza.
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?