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España España · Barccelona
Voto de EL ALBATROS:
10
Drama Umberto Domenico Ferrari es un jubilado que intenta sobrevivir con su miserable pensión. Sumido en la pobreza, vive en una pensión, cuya dueña lo maltrata porque no consigue reunir el dinero necesario para pagar el alquiler de su habitación. Los únicos amigos que tiene en este mundo son una joven criada y sobre todo su perro Flike. (FILMAFFINITY)
10 de febrero de 2019
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así definía la vejez, con amargura, el gran Marcello Mastroianni, un galán que "conquistó" a las más bellas mujeres. Cuando Vittorio de Sica y su amigo, el guionista Cesare Zavatini hicieron esta obra capital del cine europeo, Italia aún atravesaba una dura post guerra, por lo que a casi nadie gustó esta neorrealista película, triste y desoladora donde se reflejaban, las miserias y penurias de los jubilados. Me refiero a los problemas de nuestra sociedad con la tercera edad, de cómo los viejos quedan aparcados en un arrabal de soledad y abandono, después de habernos servido bien, sin pararnos a pensar que a ellos les debemos nuestras vidas. La grandeza de esta película de ochenta y pocos minutos se adscribe a la capacidad para, a partir de la angustiosa epopeya anónima de un viejo entre muchos ancianos jubilados, lograr retratar tan acertadamente un tema capital de nuestro tiempo.

De Sica retrata a Umberto (Carlo Battisti, en la vida real, un profesor de latín, amigo del cineasta que se prestó a encarnar al anciano) como un ser humano, con sus virtudes y defectos, pero sobre todo, como un ser íntegro. Narrada con una inmensa sensibilidad por el desfavorecido, una sinceridad intuitiva, una especial capacidad para compadecerse del que sufre, constituye toda ella, una obra de gran emotividad. Nos retrata la falta de sentimientos en las relaciones personales, el vejatorio trato a los jubilados, que viene de la palabra “júbilo”, que triste ironía nos depara la lengua de Cervantes. Umberto es un ex funcionario al que su mísera pensión no le alcanza para vivir: sus posesiones caben dentro de una maleta, para poder mal comer debe acudir a diario a los comedores de caridad, forzado a malvender su reloj y sus libros para poder pagar la habitación a una patrona que lo amenaza con echarlo a la calle y al que acompaña el único consuelo que le queda, un perrito blanco con manchas negras que responde al nombre de Flike.

Para Umberto no hay amigos ni compañeros, como no los habrá, si llegara el caso, para ninguno de nosotros, porque la situación no sólo no ha mejorado sino que ha ido a peor en esta sociedad hedonista y huérfana de valores, insolidaria y arribista donde impera el dinero y los sentimientos provocan hilaridad y burla malsana. Esta película es un acta de acusación, un certificado desolador de nuestra ingratitud y una llamada a la conciencia. El film tiene un sentido poético, una mirada lúcida y humanista. Una película purificadora que todo aficionado al cine debe ver, porque es una historia transformadora, que nos hace mejores, recapitulando sobre lo que estamos haciendo mal, es el desprecio a la sabiduría, la experiencia y la memoria que guardan nuestros mayores. Cuentan que a Chaplin le subyugó la película, manifestando al propio de Sica que le hubiera gustado filmarla él, y es que hay mucho de Chaplin en ella, quizá nuestro protagonista no es tan simpático como los personajes del inglés, pero no cabe duda que está la profundidad humana típica del genio de la pantomima. Una desnuda y realista reflexión sobre la condición humana.
EL ALBATROS
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