En general se podría atisbar una suerte de proclama surrealista en contra de las nuevas tecnologías y un devenir de civilizaciones sentenciadas que surgen una y otra vez a modo de Dante y la divina comedia, es obvia la referencia de una bajada a los infiernos, pero la mente de Phil Tippett va más allá.
Supuestamente tenemos al último hombre de la Tierra, interpretado por un viejo con largas uñas, que posee un ejército de mercenarios que tratan de poner bombas en los enfermizos mundos subterráneos, realmente no se sabe si éste hombre está loco o quiere formar un mundo nuevo y normalizado.
Los seres del inframundo parece que son los padres de nuevos mundos y criaturas que poblarían otros planetas, de modo totalmente surrealista, sacrificando niños con sus artilugios y polvos divinos, se ve perfectamente cuando el bebé convertido en polvo cósmico, por así decirlo, navega para formar nuevos seres, incluidos los humanos.
Por lo visto no entendí muy bien si el cometido de uno u otros llega a su fin, dejando la incógnita de si es una especie de bucle o si las bombas explotan o no.
Como digo, cada uno puede tomarlo como quiera, lo verdaderamente importante es disfrutar de su animación visual.
La escena donde unas concubinas están masturbando al minotauro, me dejó "pallá", jajaja. Al igual que la de los seres que electrocutan y se empalman cada vez que les insuflan corrientes a modo de castigo.