Lo que impacta de la película no es sólo su crudo realismo, sino saber que son hechos reales, auténticos, basados en la autobiografía de la adolescente Christiane F. La crudeza y la autenticidad con que se describe el mundo de los yonkis, la desesperación y el horror de una vida semejante llegan de verdad. A la altura de "requiem por un sueño", pero más realista aún si cabe. Los estragos de la heroína a finales de los años 70 y principios de los 80 son extrapolables del Berlín donde transcurre la película a muchas ciudades, también españolas, donde ocurrió algo semejante. Durísima.