El Conde de Albrit, interpretado por un grandioso Fernando Fernán-Gómez, al tener noticias de la muerte de su hijo regresa a Jerusa, su antiguo feudo, completamente arruinado y envejecido con la única misión el la vida de averiguar cual de las dos nietas suyas no es de su sangre, ya que al parecer la mujer de su hijo tuvo una relación con un pintor y cuyo fruto fue una de las niñas.
El abuelo es poesía pura, es pausada, monumental y melancólica, con grandes y magníficos diálogos que describen la vileza de las personas con una crueldad y realismo asombroso. Es intimista ya que sitúa al espectador dentro de la película, en el centro mismo de la acción y al lado de los personajes, participando de sus secretos más recónditos.
De los actores que dan vida a los personajes merecen un 10 todos ellos, ya que con su magistral actuación consolidan el film. Es impagable la típica postura de Agustín González con su cabeza torcida, no podía ser de otra manera. Pero también hay defectos, solo uno a mi parecer, y es el excesivo metraje de la cinta, pues le sobran 20 minutos ya que la parsimonia de algunas secuencias pueden provocar algún que otro bostezo.
Conclusión, un drama intimo que engrandece el cine español.