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Estados Unidos Estados Unidos · 544 Camp Street. New Orleans
Voto de Jinete nocturno:
3
Terror Desde tiempos inmemoriales, los proyectos residenciales del barrio de Cabrini Green en Chicago se han visto amenazados por la historia de un supuesto asesino en serie con un gancho por mano al que se invoca fácilmente repitiendo su nombre cinco veces frente a un espejo. Hoy, una década después de que la última torre de Cabrini fuese derruída, el artista visual Anthony McCoy (Yahya Abdul-Mateen) y su novia Brianna Cartwright (Teyonah ... [+]
21 de noviembre de 2021
11 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tenía la menor intención de dedicarle una crítica a esta película. Siendo un despropósito, ni siquiera me había ofendido lo suficiente como para sentirme “violado”. Sin embargo, he comprobado con asombro que este detritus de la posmodernidad, que combina lo peor y más decadente de ese arte agonizante que suplica desde una cuneta el tiro de gracia llamado “cine”, tenía casi la misma nota que el Candyman original. Y claro, ahí es cuando se me ha infamado la masa testicular.

Vamos a la matanza:

1) Sin duda, es una película de fantasía. No, no porque salga un asesino de ultratumba con un garfio, sino porque refleja a una clase social inexistente: Los negros pijos de clase alta urbana de EEUU que miran por encima del hombro y a los blancos. ¿Hola? En efecto, y ya lo adelanto, si cierta serie era un sueño de Resines, todo lo que pasa en esta película es la fantasía onanista del clásico “progre” yanqui, obsesionado con el asunto racial y lo políticamente correcto y que, encerrado en su burbuja pijiprogre, desconoce el mundo real hasta lo risible.

2) La famosa “agenda” lo impregna todo. Si en el Candyman original el asunto racial era presentado con elegancia e inteligencia, aquí cero sutileza: toma corrida tibia en tu cara, blanco. Mira tú que los protas, y pese a vivir en apartamentos acristalados de 2 millones en el centro de Chicago y no haber trabajado con sus manos en su puta vida, se encargan de recordarnos cada 3 minutos la “opresión” que ejercen los blancos sobre ellos. Y que se entienda: Soy consciente del racismo y discriminación que sufren aún los afroamericanos. Pero la forma pueril, maniquea e inverosímil de mostrarlo en esta película bascula entre lo panfletario y el chiste involuntario.

Un momento, ¿pero esto no era una peli de terror? Ah sí, perdona. Me pasa como al guionista: se me ha olvidado completamente. Vamos a ello.

3) ¿Cómo es como película de terror? Gracias por preguntar: una reverenda mierda. Y más si se comente la temeridad de compararla con el original que, mira por dónde, es justo lo que voy a hacer.

-La sutileza: el original era una película de cocción lenta, atmosférica, adulta. Sin apenas concesiones a los tópicos del slasher o el terror adolescente. Se tomaba su tiempo en crear una atmosfera ominosa, opresiva. Y, por supuesto, seguía a rajatabla el principio de “No muestres, deja a la imaginación trabajar”. Aquí todo es obvio hasta lo pornográfico. Set pieces de slasher chungo con cero tensión o interés y mucho gore porque sí.

-El romanticismo: Candyman es un monstruo clásico, como aquellos que popularizó la Universal, no muy distinto a Frankenstein o la momia: la víctima de un destino funesto que regresa del más allá buscando justa venganza. Podemos empatizar con él, comprender un dolor que trasciende la carne y el tiempo. En realidad, el gran tema de Candyman es justo ese: la trascendencia. “No me olvides”, “Seamos eternos”, “Siempre fuiste tú, Helen”, repite una y otra vez. Candyman no es un simple matarife con garfio, sino un arquetipo que habla a nuestros anhelos y miedos más profundos. ¿Qué es Candyman aquí? “Una víctima de la opresión blanca” “Candyman somos todos, brother, porque todos somos víctimas”: así de mierdoso, pueril, y panfletero es el subtexto. Subtexto, digo…
Ah, y de la relación interracial, olvídate. Por supuesto, cualquier rastro de eso es borrado en este reboot/secuela/aborto. “¿Cómo un hermano se va a enamorar de una asquerosa blanca opresora?”. Imposible. Como metas eso jodemos el discurso.

¿Algo salvable? Pues iba a mencionar cierto giro de guion que durante un momento me ha hecho pensar que a lo mejor acababa aprobando a la peli, pero no. Falsa alarma.
Lo dicho. Pasando.
Jinete nocturno
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