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Voto de Jinete nocturno:
7
10 de mayo de 2011
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con las valoraciones en FA me pasa cada vez más como con las sentencias de según qué tribunales: uno acata… Pero, oiga, no traga. ¿Ejemplos? Pues, por supuesto, y sin ir más lejos esta Psicosis III, que no se merece la baja nota que los poco más de setecientos usuarios que han tenido a bien votarla a día de hoy han decidido concederle (dos puntos inferior a la que le otorgan RT y IMDb) .
No, no estamos ante ninguna obra maestra: eso es evidente. Al fin y al cabo, como supondrás, se trata de otro giro de tuerca a la desdichada historia del bueno de Norman Bates y a su célebre costumbre de filetear a sus huéspedes en la ducha. Y sin embargo, y que nadie se equivoque, esta dignísima película está muy por encima de que cabría esperar de algo titulado “Psicosis III”: si piensas que esto es un zafio Slasher en el que unas cuantas situaciones absurdas se ponen como excusa para mostrar en acción a un matarife pasado de vueltas, andas bastante desencaminado.
Bien podía haber sido así, pero, afortunadamente, hay dos cosas que la redimen y la dignifican, haciendo que sobresalga muy por encima de lo que cabría imaginar. La primera de ellas es su guión, que, escapando de los tópicos adolescentes, está lleno de inteligencia y sutileza, de una lúcida melancolía a la hora de juzgar las miserias de la condición humana y de un soterrado y amargo sentido del humor. La segunda, que complementa perfectamente a la primera, es la dignísima –por no decir brillante- dirección de Anthony Perkins que sabe darle al film un ritmo pausado y contemplativo y envolver toda la película con una atmosfera fatalista y opresiva. Además, y en esto supera al mismísimo Hitchcock –que jamás lo pretendió-, triunfa notablemente a la hora de darle cierta profundidad al personaje de Norman Bates, mostrándolo, no como un pelele sin alma que se dedica a cargarse a todo quisqui “porque sí” –típica gilipollez que cabe esperar de un Slasher-, sino como un ser complejo, atormentado y, a pesar de su patetismo, fascinante.
Como guinda, y terminado a contribuir al más que decente resultado final, la impresionante (en su minimalismo) banda sonora de Carter Burwell: misteriosa, trágica y nostálgica a un tiempo, dibuja perfectamente al personaje de Bates.
En definitiva un entretenimiento digno de una “noche de Lobos”, si así lo quieres ver. Pero, también, una película relativamente profunda, sutil y llena de dobles lecturas que mejora con los segundos y terceros visionados. Por supuesto, sobra decirlo, infinitamente mejor a muchas otras películas del género con medias superiores.
No, no estamos ante ninguna obra maestra: eso es evidente. Al fin y al cabo, como supondrás, se trata de otro giro de tuerca a la desdichada historia del bueno de Norman Bates y a su célebre costumbre de filetear a sus huéspedes en la ducha. Y sin embargo, y que nadie se equivoque, esta dignísima película está muy por encima de que cabría esperar de algo titulado “Psicosis III”: si piensas que esto es un zafio Slasher en el que unas cuantas situaciones absurdas se ponen como excusa para mostrar en acción a un matarife pasado de vueltas, andas bastante desencaminado.
Bien podía haber sido así, pero, afortunadamente, hay dos cosas que la redimen y la dignifican, haciendo que sobresalga muy por encima de lo que cabría imaginar. La primera de ellas es su guión, que, escapando de los tópicos adolescentes, está lleno de inteligencia y sutileza, de una lúcida melancolía a la hora de juzgar las miserias de la condición humana y de un soterrado y amargo sentido del humor. La segunda, que complementa perfectamente a la primera, es la dignísima –por no decir brillante- dirección de Anthony Perkins que sabe darle al film un ritmo pausado y contemplativo y envolver toda la película con una atmosfera fatalista y opresiva. Además, y en esto supera al mismísimo Hitchcock –que jamás lo pretendió-, triunfa notablemente a la hora de darle cierta profundidad al personaje de Norman Bates, mostrándolo, no como un pelele sin alma que se dedica a cargarse a todo quisqui “porque sí” –típica gilipollez que cabe esperar de un Slasher-, sino como un ser complejo, atormentado y, a pesar de su patetismo, fascinante.
Como guinda, y terminado a contribuir al más que decente resultado final, la impresionante (en su minimalismo) banda sonora de Carter Burwell: misteriosa, trágica y nostálgica a un tiempo, dibuja perfectamente al personaje de Bates.
En definitiva un entretenimiento digno de una “noche de Lobos”, si así lo quieres ver. Pero, también, una película relativamente profunda, sutil y llena de dobles lecturas que mejora con los segundos y terceros visionados. Por supuesto, sobra decirlo, infinitamente mejor a muchas otras películas del género con medias superiores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Fue una lástima que Anthony Perkins nos abandonase tan pronto. A su memoria va esta modesta crítica.