Los dos anteriores episodios me parecieron dos buenas ideas desaprovechadas. Se quedaban en un intento de ser originales e impactantes pero no lo eran, solo lo parecían; y a algunos las apariencias les habrán engañado.
Pero aquí la idea es tan genial como el desarrollo y, si cabe, todavía más genial el desenlace.
Todo encaja en el guión, los diálogos son perfectos y los actores comprenden perfectamente lo que están contando.
La idea de la memoria grabada está muy bien aprovechada, aplicándolo a una situación cotidiana que la hace mucho más creíble e interesante todavía.
Un episodio perfecto que, como pasa con las grandes historias, te deja con ganas de más.