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Voto de Kyrios:
9
Intriga Scottie Fergusson (James Stewart) es un detective de la policía de San Francisco que padece de vértigo. Cuando un compañero cae al vacío desde una cornisa mientras persiguen a un delincuente, Scottie decide retirarse. Gavin Elster (Tom Helmore), un viejo amigo del colegio, lo contrata para un caso aparentemente muy simple: que vigile a su esposa Madeleine (Kim Novak), una bella mujer que está obsesionada con su pasado. (FILMAFFINITY)
28 de febrero de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vértigo es otra obra cumbre dentro de la trayectoria del director del suspense por antonomasia. En ella vemos una combinación de todos los aspectos que habían llevado a Hitchcock al Olimpo del cine y otro paso adelante en su carrera.

La película está parcialmente basada en una novela de Pierre Boileau llamada de Entre los Muertos. Digo parcialmente porque Hitchcock se sirve únicamente de la ambientación y parte del argumento para crear un mundo artístico nuevo, en que las inclinaciones, objetivos y psicologías de los personajes son totalmente nuevas. Para el personaje principal se acabó escogiendo James Stewart (que cumplió 50 años el mes del estreno) para la actriz principal en un primer momento Hitchcock contaba con la actriz Vera Miles pero está fue descartada porque estaba embarazada, con lo que la productora, la Paramount, movió ficha imponiendo a Kim Novak, actriz que el director no aceptaba en un principio y con la que tuvo algunos roces durante el rodaje (él cuenta que la actriz no quería colaborar y se encerraba en sí misma, años más tarde bromearía con su sarna habitual, diciendo que lo mejor de haber trabajado con ella había sido poder lanzarla al agua diversas veces, en una escena de la película que el director hizo repetir varias veces), pero que cumplió sobradamente el papel, complaciendo finalmente al director, al público e incluso a el propio Stewart dijo que Novak había hecho un gran papel, y que gran parte se lo debía a Hitchcock y también a parte de la crítica.

Crítica, por otra parte, que en un primer momento no vio con buenos ojos la película, el periódico Time, apenas decía de ella que se trataba de un thriller convencional más, al igual que la mayoría de críticas sobre obras de Hitchcock, no fue con el paso del tiempo con el que la película consiguió abrirse un hueco merecido dentro de la filmografía del director británico. De hecho, recientemente, en el 2012, fue escogida como la mejor película de la historia por una selección de críticos.

Iconográficamente supone un gran paso para la carrera de Hitchcock. Ciertamente es una película en gran medida comercial, dirigida a los grandes públicos que abarrotaban las salas de cine de aquellos años. Igualmente es cierto que se trata de una película con múltiples lecturas, algunas de estas mucho más subrepticias que en otras ocasiones, aparte de revelar interesantes análisis sobre teorías psicológicas sobre las que Hitchcock ya se había interesado sobre los años 40 (el surrealismo, obsesiones sexuales y Freud en general, como muestra la película “Recuerda”). Nuestro protagonista principal es Scottie, brillantemente interpretado por James Stewart, tiene diversas desviaciones psíquicas, una de ellas y la más evidente (por dar el título a la película, y la lectura más sencilla) es la acrofobia (es decir, padecer de vértigo). Pero no es este el eje principal de la película, sino una fobia con la que juega Hitchcock para poder evolucionar el guión (un pequeño McGuffin si se quiere decir) y la película (es decir, para que el personaje de Scottie no pueda subir las escaleras la primera vez en que se trama la falsa muerte de la protagonista). La obsesión que sí resulta más interesante es la que observamos en la segunda mitad de la película, cuando Scottie se vuelve a encontrar con la misma persona que creía muerta (y que no lo descubre hasta el final). Es interesante (y muy atrevido en ese aspecto Hitchcock) porque se nos muestra el carácter obsesivo que tiene Scottie con la mujer de la cual se enamoró y que aún no ha podido olvidar. Durante toda la segunda parte de la película se empeña en convertir Judy en Madeleine. De hecho no la llega a querer hasta que Judy no ha vuelto a ser Madeleine en todos sus aspectos, incluido el peinado. Según el propio Hitchcock, Scottie roza la necrofilia, pues quiere amar a una mujer que teóricamente está muerta, ya que él, a diferencia del público, no sabe que se trata de la misma persona.

También es interesante destacar el trabajo de Harry Bumstead, el cual utilizó con diversos espejos para fragmentar y desdoblar la imagen, como observamos especialmente en la secuencia en que el personaje interpretado por Novak es reconvertida de nuevo

Es también curioso cómo juega con el suspense en esta ocasión Hitchcock. Normalmente suele jugar con Mcguffins, con elementos sorpresa que se guarda hasta el final para soltarlos como una bomba. Sin embargo en esta ocasión no hay ninguna sorpresa que guardar, porque el espectador ya sabe de antemano que Madeleine y Judy son la misma persona (aquí difiere sustancialmente de la novela, pues allí no se cuenta el secreto al lector). Hitchcock se sirve de esto para darle tensión al relato y que el espectador se compadezca de Scottie (como ya hizo con el personaje de la película Falso culpable, interpretado en ese caso por Henry Fonda) y se ponga en tensión a medida que este va haciendo descubrimientos. Es decir, el director opta por el suspense antes que por la sorpresa.

Formalmente es espectacular, para la memoria de todos quedará el recurso del zoom apuntando hacia adelante mientras la cámara realiza un travelling hacia atrás, recurso que utiliza en las secuencias en las que Scottie padece de Vértigo. Además es capaz se cuidan aspectos técnicos

La inolvidable música está compuesta por uno de los compositores con quién Hitchcock colaboró más veces, Bernard Hermann, un auténtico genio, como lo demuestra en esta partitura. Ya desde el primer minuto, mediante esa famosa secuencia (realizada por Saul Bass) y ese inquietante tema de fondo que sirve como un perfecto preludio para meter el cuerpo en tensión.

Algunos han señalado que el personaje de Scottie representa claramente el altergo masculino del director, de un Hitchcock joven. Lo que es seguro es que se trata de una de las películas más personales del director, el propio Stewart afirmaría que fue uno de las películas en las que más se involucró personalmente.
Kyrios
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