Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Kyrios:
7
Drama. Intriga. Thriller París, 1942. A pesar de la ocupación de Francia por los nazis, Robert Klein (Alain Delon), un hombre pragmático y desprovisto de ideales, lleva una existencia feliz y despreocupada: tiene un hermoso apartamento, una amante y un negocio floreciente. Los problemas surgen cuando la policía lo busca, sospechando que es judío. Robert acaba averiguando que existe otro señor Klein, de origen judío, con quien podría ser confundido. (FILMAFFINITY) [+]
22 de junio de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Otro Señor Klein (1976) se trata de una película dirigida por el estadounidense (aunque cultivó su carrera en Reino Unido) Joseph Losey y con producción Franco-italiana. A pesar de obtener cierto éxito por parte de la crítica, llegando a recibir la nominación a mejor película en el Festival de Cannes de 1976, lo cierto es que en términos de taquilla la película fue un absoluto desastre, cosechando solo 190 mil dólares, en contraposición a los más de tres millones que había llegado a costar.

Alejada de la idílica visión de la Resistencia francesa, El Otro Señor Klein (1976) nos presenta el lado de la Francia colaboracionista con el régimen nazi, algo que siempre ha sido un tema tabú para dicho país. ¿Sería este el motivo que justificaría su descalabro en taquilla? Alain Delon interpretó la versión oscura del típico playboy al que había venido haciendo hasta el momento. Su inteligencia y belleza se pusieron esta vez del lado de los nazis. Hay que añadir que parte del guión lo firma el siempre contestario Costa-Gavras, que en su haber tiene películas contrarias al régimen de Vichy, como la que había rodado un solo año antes, Sección Especial (1975).

La película tiene ciertas comparaciones con la obra de Franz Kafka. La película nos presenta un caso de confusión paranoica, porque el personaje principal del filme es tomado por otra persona que tiene el mismo nombre y apellido (pero judío), en un caso que acaba derivando en una pesadilla, digna de El Proceso, la célebre novela del escritor que el director de cine Orson Welles llevó también a la gran pantalla. A su vez, podemos citar también la Metamorfosis, aunque con una transformación más gradual y no tan repentina como en la obra literaria.

Nuestro protagonista va adoptando paulatinamente la identidad que otros le han otorgado por él. Es un proceso transformatorio en el que podríamos decir vulgarmente que el "karma" va devolviendo a nuestro personajes los mismos métodos brutales que él ha aplicado para enriquecerse. La secuencia más paradigmática de esta transformación la podemos ver cuando el personaje del que en principio es su amigo, le realiza una oferta a la baja por su piso, de la misma manera que él hacía ofertas a la baja para conseguir las obras de arte. Pero reducir a la película a un simple término de "Karma" sería en realidad embrutecer su dimensión.

De igual manera, la película no termina con una resolución argumental convencional, sino que opta por un final más nebuloso. Los propios creadores de la película afirmaron que no querían dar a la película una resolución corriente, porque no entraba dentro de sus planes. Un final, propio de una auténtica pesadilla.

La película saca a la luz en los primeros compases un tema que en general solo ha sido en los últimos años cuando ha sido tratado por el séptimo arte. Me refiero al Expolio Nazi y el robo sistemático de obras de arte que se realizó durante la ocupación alemana en países como Países Bajos o Francia. En la pasada década, vimos estrenos mundiales como The Monuments Men (2014) o La Dama de Oro (2015), pero ya en los setenta el filme de Losey nos enseñaba una problemática que por los propios desastres de la Guerra había quedado en un segundo plano.

El protagonista que interpreta Alain Delon, el señor Klein, es una figura que existió por desgracia, el marchante de arte que se aprovechó de todas las circunstancias para enriquecerse con el mercado del arte. Por aquel entonces, las leyes antijudías de los nazis obligaban a muchos judíos que tenían pertenencias artísticas venderlas y desembarazarse de ellas por un precio ridículo. Los marchantes de arte que no eran judíos aprovechaban de esta necesidad de vender para realizar negocios a buen precio. Un reciente libro publicado en España por el autor Miguel Martorell, titulado "El Expolio Nazi" nos muestra el papel de la España franquista en este terrible negocio.

Quizá el problema que es más acuciante es que la trama no es capaz de mantener la tensión en ciertos momentos del nudo. En algunos momentos en la mitad de la película el ritmo sufre algunos problemas y nuestro personaje parece ir de un lado a otro pero sin atar demasiados cabos. Afortunadamente, esos problemas de ritmo se superan en el último tercio del filme, que de nuevo vuelve a enganchar al espectador. 

Conclusión

El Otro Señor Klein es una película genial que nos muestra otro lado, menos visible, de la ocupación nazi en Francia. Quizá nadie esperaba ver a Alain Delon como un colaboracionista, lo que pueda parecer casi un insulto al orgullo francés, pero también es verdad que él afirmó que esta era una de las mejores películas en las que había actuado. Y es que la verdad es siempre revolucionaria.
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow