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Voto de Kyrios:
8
Terror. Ciencia ficción El psiquiatra Hal Raglen (Oliver Reed) inventa una terapia especial para tratar psicópatas que consiste en la somatización de los trastornos mentales del enfermo. Cuando somete a una mujer a este proceso de curación, contra lo previsto, se desata la furia de la paciente. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De entre todos los directores que surgieron con la nueva horneada de Terror en los años setenta, Wes Craven, John Carpenter, Tobe Hooper, George Romero..Sin duda es David Croenenberg el que más telarañas tiene en la mente. Cromosoma 3, realizada en el año 1979 es quizá uno de los primeros picos de su carrera, y es un cóctel de lo más bizarro en el que el director es capaz de mezclar muchos males de la sociedad contemporánea con un éxito artístico que convierte a la obra en una amarga reflexión sobre nuestra forma de vida.

La película nos introduce en la vida de Art Hindle, un hombre que tiene una pequeña hija interpretada por Cindy Hinds y que actualmente está divorciado de la figura que interpreta Samantha Eggar. De hecho, su mujer está en tratamiento psiquiátrico, a manos del doctor Hal Raglan, interpretado ni más ni menos que por Oliver Reed, y que está practicando una nueva terapia con sus pacientes, consistente en hacer sacar el odio que llevan dentro.

Nada más leyedo está pequeña sinopsis, podemos señalar la figura del psiquiatra, que tantas veces acostumbra a aparecer en la obra de Croenenberg. Pero no sólo esta en concreto, sino la ciencia de una manera generalizada siempre tiende a hacer acto de presencia en la trayectoria del director canadiense. Y no precisamente en su versión más positiva. Lo que hace realmente Croenenberg es subvertir los miedos del espectador enclavados en el subconsciente hacía los límites que plantea la ciencia, que al fin y al cabo, no deja de practicarse continuamente sobre el terreno desconocido (¿hay algo que nos de más miedo que lo que no entendemos?). Así pues, la terapia que plantea el doctor Raglan lo único que conseguirá es transfigurar el modelo tradicional que conocemos por la familia y sus pilares.

Ya no encontramos una relación estable en la película. Art Hindle es un hombre desesperado que intenta rehacer su vida porque se da cuenta de que su mujer ha perdido completamente el norte,y trata de cuidar a su hija él sólo. Delante de esta ruptura del formato tradicional de la familia, Croenberg utiliza el género fantástico para retratar el temor que como describía Freud (el psiquiatra más famoso de la historia) tenemos a lo que nos resulta cercano y a la vez desconocido. Por este motivo el director introduce en la película unos monstruos que tienen forma de niño y que son los culpables de matar los suegros del personaje principal de la película.

En un primer momento no llegamos a ver exactamente quién es el asesino, aunque intuimos que no es alguien de gran tamaño. Incluso puede que tengamos sospechas de la niña protagonista, porque el asesino también utiliza un abrigo de color muy parecido al que utiliza ella. Pero posteriormente nos damos cuenta de que se trata de una especie de niño deforme. Ahí radica toda la esencia de la película. Los asesinos tienen algunas cercanías con lo que el espectador entiende por niño, pero a la vez son algo radicalmente diferente. Es este temor entre la cercanía y lo desconocido uno de los pilares de la película. Estos niños deformes provienen de la propia esposa del protagonista, y han sido engendrados tal y como explica la película, por el odio. Es cierto que quizá es una de las películas más explícitas del director (sino recordemos la ironía y sutileza con la que presentó uno de sus últimos trabajos, como era Cosmopolis en el año 2012) pero aún así funciona a la perfección. Por otra parte no han sido pocos los que han acusado al guión de elevar la misoginia, porque algunos personajes femeninos son la quintaesencia del mal y sólo guardan vicios y ninguna virtud (la esposa y la suegra del protagonista) pero tal afirmación es simplista y sólo hay que fijarse en la niña y en la profesora (con la que se intuye un romance que queda frustrado ante el asesinato) para ver que reducir la película a una simple cuestión de maniqueísmo es absurdo.

Croenenberg seguía aprendiendo detrás de las cámaras, y eso se nota. Técnicamente no es la mejor película del director, y podemos comprobar cómo la obra adolece de una factura bastante pobre en algunos aspectos, así como ciertas secuencias que el canadiense no sabe cómo resolver (como el asesinato de la primera víctima, que parece casi una secuencia cómica). Por otra parte el director recurre de manera demasiado reiterad al plano-contraplano, que si en algunas ocasiones, como en la escena que abre la película, funciona de manera excelsa, en otras da una sensación de pobreza.

Si técnicamente la película adolece de estos fallos de principiante, donde sin embargo despunta más es en la visceralidad de muchas imágenes así como la música que compone su compañero y amigo Howard Shore. Shore, que trabajó codo con codo en las primeras películas. Para Cromosoma 3, el músico elabora una composición atmosférica que consigue tensar los nervios y que incluso en algunos momentos se asemeja a la compuesta por Bernard Hermann para la mítica película De Hitchcock, Psicosis (1960).

Y la última secuencia, cuando se desata la orgía sangrienta, es sin duda una de las más lúcidas-así como asquerosas- que encontramos en la trayectoria del director. Sin duda alguna, puro Croenenberg.

http://neokunst.wordpress.com/2014/01/31/ciclo-david-croenenberg-cromosoma-3/
Kyrios
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