Hay historias interesantes e historias de interés. El club de la lucha comienza siendo lo segundo para con el paso de los minutos convertirse en lo primero. Otra vez lo vuelve a hacer, David Fincher, ese director moderno que sabe llevar al espectador al lado preciso que él quiere y en el momento que lo desea. Nos muestra, nos dirige, nos encamina, juega con nosotros y cuando parece que lo tenemos todo controlado, nos sorprende gratamente, aunque nos deje en fuera de juego por minutos, como me suele ocurrir a mi con su cine. No se muera nunca señor Fincher.

No hay nada mejor que contar una historia de forma directa para sentir empatía con el personaje, en este caso un actor ido a más como Edward Norton llega a la pantalla mostrando el típico hombre de vida normal y estresada con problemas graves de sueño, el cual no consigue dormir y la medicina no le plantea una solución a corto, mediano, ni a largo plazo. Y es donde entra en un círculo vicioso rodeado de frustraciones y pensamientos negativos, hasta que conoce al personaje de Brad Pitt. Parece que es la antítesis de su personalidad, un tipo decidido, seguro y con las ideas muy claras que sabe en todo momento que hacer y por donde andar. Con unas ideas caóticas pero muy claras y donde va por la vida siendo feliz a su manera y sin importarle nada mientras consiga sus propósitos a través de sus ideales. Para ello crea el famoso club de la lucha que hará de su vida algo interesante y le servirá para apagar sus frustraciones.

La puesta en escena es perfecta, la ambientación está muy trabajada y minuciosamente preparada para lograr esa atmósfera lúgubre de ese submundo. Las actuaciones son grandiosas, por un lado el débil y frustrado Edward Norton, inseguro, con miedos, sin decisión propia y muy manejable. Y por otro Brad Pitt que representa todo aquello que le falta al primero y si ya metemos a la tercera persona en cuestión, Helena Bonham Carter tenemos las piezas justas y necesarias para el proceso de autodestrucción masiva en los bajos mundos de la ciudad.

No os quedéis simplemente con el aspecto narrativo, visual y los efectos especiales de la historia de Fincher, nos transmite mucho más acerca del modo de vida que el ser humano está llevando en los últimos años, decepciones, fracasos, tristezas, frustraciones y la forma de huir de ellas y evadirse. Mucho más que una simple película.