Reconozco que Obsesión me ha sorprendido por completo. Me esperaba la típica película, ojo, que a mi me entretiene bastante, del tipo o tipa de turno que entra en la vida del otro con pies de plomo y cuando menos te lo esperas lo tienes en la cama y te complica la vida. Sin embargo, Paul McGuigan nos presenta un trabajo muy interesante al menos, confuso de narices, porque cuando te cuentan una peli a dos bandas es complicado pillarla, pero cuando es a tres, ni te cuento.

Ahora te crees una cosa, al rato lo contrario, vuelves al principio y así sucesivamente, hasta que llega un momento que coges el hilo, pero ya está a punto de acabar todo y te da rabia no haberlo pillado antes para disfrutarla mucho más, aunque el efecto sorpresa hubiese desaparecido. Josh Hartnett está muy soso en la interpretación del personaje. A veces muy indiferente, a veces poco creíble y muchas veces con ese aire de la cosa no va conmigo, cuando era el protagonista principal, quien está en el mismo centro de todo. La atmósfera de intriga y sorpresa es genial, sin dudas lo que la convierte en un producto interesante desde el mismo comienzo.

Muy recomendable aún si has visto la versión en la que se inspiró.