El realizador francés Luc Besson mantiene su obsesión de llevar a la pantalla a mujeres bellas que terminan por convertirse en empoderadas y fatales féminas ahora con su más reciente película ‘Anna’, una historia de espionaje en plena guerra fría.

En ‘Anna’ nada es lo que parece, la historia se ubica en los años 90 donde Anna (Sasha Luss) es una joven rusa que vende muñecas mamushka en las calles, donde es reclutada como modelo teniendo una ascendente carrera, pero como ya se dijo, en ‘Anna’ nada es lo que parece.

La historia que se narra en la película va y viene en el tiempo, tomando como modelo de estructura a las famosas muñecas rusas, la historia que se cuenta constantemente muestra flashbacks que contienen información que complementa lo que hemos visto recientemente, y cambiándolo de total significado y sentido.

Así conoceremos que el origen de la chica rusa no era tal y que vivía junto a un hombre ruso, criminal y violento, de donde es rescatada para convertirla en una poderosa agente que se convierte en una verdadera máquina letal al servicio de la KGB, bajo el mando de una irreconocible Helen Mirren.

La película de Besson cuenta con muchos puntos en común con otras de su filmografía, sobre todo con ‘La femme Nikita’ y ‘Lucy’, donde con mejores resultados muestra a mujeres bellas y letales como totales protagonistas de sus historias.

Si bien ‘Anna’ consigue ser un efectivo entretenimiento, termina siendo un producto irregular, aunque bastante entretenido, con un guion lleno de vueltas de tuerca, algunas efectivas y otras no tanto , que ayudan a mantener el interés sobre la historia, y si bien las escenas de acción no son las mejores que le hemos visto al francés, donde las coreografías se notan por momentos torpes, y su protagonista, la hermosa Sasha Luss, es casi inexpresiva, ‘Anna’ termina siendo una película efectiva, para pasar un buen rato y no mucho más.

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