En esencia la misma película que la primera parte en cuanto a calidad, esta segunda parte retrocede al pasado de Vito, la historia de la familia Andolini en Corleone, y nos muestra como un niño que acaba solo en cuarentena en la isla de Ellis llega a formar su propia familia y construir su propio imperio.
Al mismo tiempo intercala esta historia con el presente mediante su nexo de unión, Michael, que está inmerso en una guerra y trata de salvar a su familia.
Su afán por acabar con sus enemigos y traidores, hacen que poco a poco se aleje de todos los que le importan, hasta acabar completamente solo, y la clase de decisiones difíciles que en otro momento que no fuese el de guerra serian impensables, le desgarran hasta que acaba roto a causa del dolor.

Se trata de una obra moralmente más compleja y oscura, en la que a través del pasado profundizamos más y en la que deberán hacerse sacrificios que jamás se habían hecho hasta ese momento.
Cuenta con escenas memorables cómo cuando Vito hace la primera oferta que no puede rehusarse a Fanucci o la mirada de Michael durante el abrazo en la que vemos unos ojos vacíos por dentro de sentimientos o emociones, que son parte del cine, así como su fantástica banda sonora y fotografía, sus excepcionales interpretaciones o su impecable dirección.