Doce años después de “Entre rojas”, Azucena Rodríguez dirige su tercera película, un encargo del productor Gerardo Herrero para la adaptación al cine de la novela del mismo título de Almudena Grandes.

Según declaraciones de ambos, productor y directora, el deseo de Azucena partía de un personaje de “Los aires difíciles”, novela de la misma autora ya adaptada por Gerardo Herrero en su faceta de director. Los recortes del material literario de partida exigidos por el formato de proyección fílmica de noventa minutos dejaron fuera de la trama personajes de interés suficiente, a su juicio, para una segunda cinta. Rodríguez y Herrero acordaron que la primera dirigiera una película hermanada con la dirigida por el segundo. El lazo entre ambas sería el personaje del que Azucena se enamoró. Sin embargo, el cambio político de 2004 dio al traste con el proyecto. El productor, entonces, propuso como alternativa otra novela de Almudena Grandes “Atlas de geografía humana”.

Film correcto técnicamente, su mayor defecto puede ser el empeño en que sea fiel adaptación de la novela . Si uno viera un fragmento perdido, lo asociaría inmediatamente al cine de Gerardo Herrero, de lo que se transluce que Azucena Rodríguez ha podido aportar poco personalmente al proyecto. Y, como ella los intérpretes, que cumplen sin excesos artísticos. Se intuye un trabajo muy planificado, pero con muy poco margen para la improvisación e intuición, es decir, para el arte.

Son cuatro personajes principales, Rosa (la excelente Montse Germán de Ficció) una mujer desenamorada que hace encaje de bolillos para llevar adelante niños y profesión, ésta última bronca y estresante aunque revestida de falsa cordialidad, Marisa una solterona con miedo a ser feliz, Ana (Cuca Escribano), casada prematuramente con su profesor a quien seguro conquistó por su belleza y Fran, en plena crisis, tendente a la auto-represión y carne de psicoterapia.

Después de diversos contactos amorosos, tres de las historias acaban bien. Quiero decir que se emparejan o se casan y serán felices. (Una de ellas besa a una rana que ya sabemos en qué se convierte, otra encuentra un príncipe que abandona por ella a su primera princesa, y la tercera descubre que siempre lo tuvo en casa). Todo muy convencional y cercano a las historias que debían de leerle a Almudena Grandes en casa mientras la vestían de rosa.

Curiosa la estructura novelística o fílmica por la que al principio se encuentran unas parejas que funcionan mal, y al final se encuentran otras o incluso las mismas, con la promesa de que irán bien. No merece la pena abundar en el tema, pues habría que comentarlo entorno a la novela. El film se limita a plasmarlo con mejor o peor fortuna siguiendo la férrea directriz del libro original.