La primera vez que vi esta película me gustó, sin embargo no logró dejar mucha huella ya que lo único que recordaba con claridad era el final. Ahora, años después de verla, me pregunto por qué me acuerdo de tan poco si es una grandiosa película.

Lo que llama la atención, por lo menos a mí, no es la trama en si sino los grandiosos personajes que se pasean por el escenario. En la cúspide está un inmejorable Bogart que se pasea por la película con una eterna sonrisa y demostrando su sarcasmo y cinismo en cada frase que suelta. (Como cuando se dirige al gangster interpretado por Elisha Cook Junior y ante la actitud hostil de este le suelta: Hablando así se pierden los dientes), seguido por Peter Lorre que también está genial en su papel de secuaz con un cierto toque homosexual en su interpretación. Memorable su primera aparición en el film en el despacho de Sam Spade. Del orondo Sydney Greenstreet que interpreta a un hombre obsesionado durante 17 años en recuperar el Halcón Maltes me quedo con su risa burlona, su ambición sin límites y el hecho de que nunca se da por vencido. El resto del reparto cumple, sin más, la única pega que le pongo es a la actriz Mary Astor que intenta hacer de femme fatale pero le sale el tiro por la culata dando resultado a una mujer insoportable. Lástima que no cogieran para el papel a una actriz más solvente sin embargo pese a esto la película no se resiente sobre todo gracias al buen hacer del resto del reparto.

En cuanto a la trama, no tengo mucho que decir sobre ella. Cumple, no resulta incoherente y va a tono con el ambiente del film. Recomendade, muy fervientemente, a todos aquellos que les guste el cine negro, aunque más bien debería decir a todos aquellos que les gusten el buen cine.