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España España · Madrid
Voto de SyckBoy:
8
Cine negro. Intriga En el siglo XVI, los Caballeros de la Orden de Malta regalaron a Carlos I de España y V de Alemania la estatuilla de un halcón de oro macizo con incrustaciones de piedras preciosas. Era una muestra de gratitud por ciertas prerrogativas que el monarca les había concedido. Sin embargo, la joya no llegó nunca a manos del Emperador, ya que la galera que la trasportaba fue asaltada por unos piratas. Cuatrocientos años después, el detective ... [+]
3 de marzo de 2008
80 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1941, mientras media Europa se dedicaba a matar a la otra media y EE.UU. se preparaba para entrar en liza, la maquinaria de Hollywood no se detenía. Era el año de la consagración de John Ford y del histórico primer film de un veinteañero de nombre Orson. Pero ese año se produjo otro debut, eclipsado por el de Welles, que supondría un antes y un después en muchos aspectos, por lo que “hablemos del pájaro negro”.
Tras escribir una cantidad impresionante de guiones en los años 30 y trabajar para directores de la talla de Wyler, Hawks o Walsh, John Huston decidió que ya era hora de lanzarse a dirigir su propia película. Para ello desempolvó una adaptación suya de una novela del mítico Dashiell Hammett, reunió un presupuesto ínfimo y eligió para el papel del cínico y frío detective Sam Spade al último descubrimiento de la Warner: Humprey Bogart. Tras 10 años haciendo papeles secundarios Bogart había conseguido su primer papel protagonista meses antes en “El último refugio”, de la que el propio Huston fue guionista y en la que ambos se conocieron. Se podría decir que fue el principio de una hermosa amistad. “El halcón maltés” sería el primer capítulo de la fructífera colaboración Huston-Bogart, que continuaría con “Across the Pacific”, “El tesoro de Sierra Madre”, “Cayo Largo”, “La reina de África” y “La burla del diablo”. La imponente actuación de Bogart en su segundo film como protagonista marcó para siempre el perfil ideal del detective privado, del antihéroe de la serie negra, y le reafirmó en el panorama hollywoodiense, permitiéndole conseguir un año después el papel de Rick en “Casablanca”.
Con su guión Huston respeta escrupulosamente la novela de Hammett: un relato enrevesado, con giros sorprendentes, cargado de amargura y pesimismo, sacando a la luz la peor cara de la condición humana y girando alrededor de una historia de caballeros y reyes del siglo XVI. El relato está tratado con suma elegancia y supone todo un homenaje al séptimo arte, un ejercicio de estilo y suspense impropios de un director novel. La elección de los secundarios fue otro gran acierto de Huston: Lorre está perfecto en su papel de refinada sanguijuela, Mary Astor (que ganó el Oscar ese mismo año por “La gran mentira”) se mete de forma muy creíble en la piel de una mujer atrapada en un asunto que le viene grande y el orondo Sydney Greenstreet crea un imponente y socarrón Mr.Gutman. Todos ellos aborrecibles y geniales a la vez. Como curiosidad señalar el pequeño cameo del padre de John Huston, el actor Walter Huston, como capitán de La Paloma de Hong Kong.
En aquél lejano 1941 cambió la historia de la humanidad tras el ataque a Pearl Harbor y también en gran parte la historia del cine, gracias films como “El halcón maltés” o “Ciudadano Kane”, que casi 7 décadas después siguen conservando la fuerza y la amargura del primer día, pues cada fotograma “está hecho del material con el que se fraguan los sueños”.
SyckBoy
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