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Puerto Rico Puerto Rico · Guaynabo
Voto de operez:
6
Drama. Romance Huck Cheever (Eric Bana) es un jugador profesional de póker que va a Las Vegas para participar en el campeonato mundial. Allí conoce a Billie Offer (Drew Barrymore), una aspirante a cantante, que intentará ayudarle a reconciliarse con su padre (Robert Duvall), el mejor jugador de póker. (FILMAFFINITY)
5 de julio de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Huck Cheever (Eric Bana), es un jugador de poker profesional. En la ciudad ya lo conocen como alguien que no se intimida ante nada, arriesga todo, y lo hace todo el tiempo.

Huck se propone ganar el campeonato de poker más importante de año: la Serie Mundial de Poker, pero algo interfiere entre sus planes: una gran leyenda del póker, su propio padre, L.C. Cheever (Robert Duvall).

Billie Offer (Drew Barrymore) llega a Las Vegas siguiendo sus sueños. Ella busca una nueva vida como cantante y Las Vegas con sus montones de clubes nocturnos y salones llenos de humo, parece el lugar perfecto para empezar.

Huck quiere ganarse el afecto de Billie, pero evita los compromisos emocionales y las chicas que desean tener largas relaciones amorosas. Huck para poder ganar en el juego de la vida y en el de poker, él deberá jugar a las cartas de la manera que él vive su vida, y deberá vivir su vida de la manera que él juega al poker.

La película tuvo un presupuesto $55 millones y genero por venta de taquillas la cantidad de $8,4 millones, más $ $853,973 por la venta del DVD, además recibió una nominación al “Australian Film Institute” para el Premio Internacional por mejor actor: Eric Bana.

Las habilidades que se necesita desarrollar para ganar y ser un buen jugador de Poker, son el engaño y la mentira, exactamente las opuestas a las necesarias para tener éxito en una relación personal.

Sin embargo, saber mentir y ser un maestro del engaño en el Poker, es parte fundamental del juego. Además, en el Poker, no existe espíritu de colaboración, es un juego individual.

Los jugadores deben centrarse completamente en sí mismos, y no deben sentir compasión por los otros si quieren ganar. Uno no debe condolerse si el otro jugador pierde su vida entera en la apuesta. Si te dejas llevar por impulsos y no por la razón, toda tu vida puede irse al caño.
operez
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