Esta película te deja con cara de tonto. He probado de explicar su argumento y lo que me sale es un churro: en la España de la inmediata posguerra, unas niñas viven con sus silenciosos padres en un viejo caserón en un pueblo castellano. Y les van pasando cosas hasta que acaba. No entiendo nada. Supongo que habrá simbolismo y metáforas por un tubo, con eso de que estamos todavía en el franquismo y la censura existía. En mi esfuerzo por encontrarle un sentido he llegado a imaginar que están todos muertos y que son fantasmas como en cierta película española famosa titulada... ¿Bueno para qué lo voy a decir? Sí la habéis visto, ya sabréis cual es y sí no, no lo voy a destripar. Yo lo que capto es un montón de mensajes crípticos para iniciados, o consignas, según se mire: que si la desolación de España, la equiparación de la colmena con la sociedad de la época, la figura del monstruo como el otro o la fascinación por la muerte de estas chicas. En realidad, toda una monumental parida tan pretenciosa como hueca. Si me sacas a alguien en silencio durante unos minutos así por las buenas, eso no quiere decir nada, simplemente, es un tipo callado durante ese tiempo. Supongo que este estilo impersonal y ajeno a todo sentimentalismo o emoción hará las delicias de los comunistas de ayer y de hoy como Víctor Erice, militante del Partido Comunista de España. Pero el que no haya sido abducido por esta secta política lo visto le resultará de lo más insípido.

Ideologías al margen, aquí lo único que queda claro es el sello de Franco pegado a una carta ardiendo en una chimenea. Pero hacer una película para ver al caudillo en una pira, tiene delito. Lo demás, cine abstracto, de ese con el que el espectador, al igual que sucede con un cuadro de esos basura, tiene que devanarse los sesos para encontrarle un significado que con toda seguridad ni se le ha pasado por la cabeza al director o pintor. Y todo este esfuerzo, ¿para qué? Si quieres decir algo, dilo a las claras y ya está. Pero como lo que va a decir es una gansada mejor los sugerimos de la forma más alambicada posible y así parece inteligente. Sea como fuere "El espíritu de la colmena" se queda en nada. No tiene ni argumento, ni guión, ni historia, ni diálogos, ni reflexiones, ni ideas, ni nada. Incluso la ambientación es mala, parecen los 70. Sólo una colección de imágenes, la fotografía es buena, y unas pocas anécdotas. Película lenta, lenta, de verdad, me pregunto por qué tienen las escenas que durar tanto si además no tienen ningún sentido. Aburrida hasta decir basta, lo único que capta tu atención son las chiquillas estas, Ana (Ana Torrent) e Isabel (Isabel Tellería), que a parte de la expectación que te despiertan, pues esperas algo, son muy graciosas y muy naturales. El resto, una pamplina, una completa pérdida de tiempo sino fuera por la bella poesía que leen en la escuela. Es de Rosalía de Castro, de las “Follas Novas” (1880), la XIII de la sesión de Vaguedás.