En algunas de las contadas ocasiones en las que me he acercado al póquer me ha parecido un juego de lo más aburrido. Dónde se va a parar con los castizos el cinquillo, la brisca o el tute. Pero el caso es que hay varias formas de practicar este pasatiempo tan famoso en los Estados Unidos. Y entonces si en vez de probar el póquer clásico, con todas las cartas tapadas, nos pasamos al descubierto, la cosa cambia como la noche al día. Por ejemplo, el Texas hold 'em, que es que sale en "Lucky You", el más popular, el más practicado en casinos y desde luego, de los más apasionantes de jugar. Dos cartas por participante y luego tres descubiertas, que se convertirán en cuatro y cinco.

Con la premisa lúdica arranca una película que al mismo tiempo que nos introduce en los desvelos de Huck Cheever (Eric Bana) por colarse en el campeonato de la Serie Mundial de Póquer, nos muestra a unos personajes tocados por este deporte mental. Por un lado, la relación malsana con su padre, L.C. Cheever (Robert Duvall), también jugador y muy bueno, bicampeón del torneo, por el otro los problemas económicos, existenciales o sentimentales, en este caso con una joven muy agradable, Billie (Drew Barrymore), enriquecen una trama que tampoco arriesga demasiado. Película muy de manual, académica, sin verdadera pegada pero que resulta veraz, seria y con estilo.