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6
Romance. Drama Narra la juventud de la Reina Victoria de Inglaterra, su ascenso al trono y la legendaria historia de amor que la unió al Príncipe Alberto. En 1837, Victoria de Kent, con sólo 17 años, se convierte en el centro de una lucha por el poder. El Rey Guillermo, su tío, está a punto de morir. Victoria, a pesar de que vive apartada de la corte por voluntad de su madre, aspira al trono, aunque sólo cuenta con el apoyo de su institutriz. Tras la ... [+]
30 de noviembre de 2012
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo me gustan este tipo de películas sobre la realeza, a ser posibles de época, marco histórico y su dosis de romanticismo. Claro que para que tenga el efecto deseado qué mejor que el siglo XIX, una de las historias de amor más famosas de la historia y una reina con la personalidad de Victoria y la figura de la hermosa Emily Blunt. Visto lo visto, no sólo me resulta incompresible que alguien pueda ser republicano sino que no sé qué esperamos para no adherirnos con todo entusiasmo a la monarquía absoluta. ¿Os imagináis a una reina así dando Reales Órdenes, Decretos y Leyes sin necesidad de Parlamentos o escogiendo y destituyendo a ministros y consejeros con total libertad? Yo estoy absolutamente convencido de que haría tanto bien que creeríamos estar soñando. Pero si se ve aquí incluso, en ese diálogo en el que ella desear "aliviar el sufrimiento de la gente" y el político cínico, liberal, pero elegido por las urnas, Melbourne la invita a "evitar hacer cualquier bien posible". Mientras tanto yo me quedó estupefacto ante su presencia, lo mismo que esos operarios que se aproximan a verla antes de la Coronación.

Hasta que llegue ese momentos debemos conformarnos con esta monarquía más o menos liberal, muy lejos de la absoluta, desgraciadamente, pero también distante de la democrática que pademos hoy día, una cosa aberrante, ridícula, irritante e inutil. Esta posición de la Corona intermedia entre esos dos modelos se traduce en que la figura de la monarca tenga un peso bastante superior al actual, una influencia y hasta un poder, como se ve aquí en la primera crisis de gobierno, por el que muchos la tacharían hoy día de déspota. Bueno, de hecho lo hacían en aquella época pues los ataques que recibe por parte del populacho, de los políticos y hasta de algún iluminado terrorista dispuesto a luchar por libertad a toda cosa, demuestran por un lado la bajeza de esta oposición y por otro, que las ideas democráticas ya estaban fuertemente difundidas en aquellos años, lo suficiente como para adivinar que la monarquía no sobreviviría a estos nuevos tiempos al no ser que se pervierta de tal modo y se convirtiere en un florero, tragando con todo lo que supone la "soberanía del pueblo", tal y como ha hecho mi aborrecible Juan Carlos I.

Regresando a "La reina victoria", ésta joven sencilla, espontánea e ingenua, con nulos conocimientos políticos, pero con buenos sentimientos, un conservadurismo innato y el halo que imprime la verdadera realeza, se ve envuelta en intrigas de todo tipo, desde las políticas hasta las más familiares con un malo oficial, John Conroy (Mark Strong), que por cierto es clavado al personaje real. Ciertamente se pasa casi de puntillas sobre todo el ambiente político-social pues el verdadero meollo de la película es la relación con Alberto. En esta, como en otras tramas, la verisimilitud histórica es muy fidedigna y el matrimonio que formaron Victoria y Alberto fue un modelo de matrimonio por amor, de hecho, el modelo romántico por excelencia, lleno de afecto y pasión, que revolucionó la Europa de su tiempo. Por cierto, que el término "victoriano" sea asociado a la rigidez moral, a lo pacato o al puritanismo, es totalmente ridículo pues como se ve aquí, Victoria era bien fogosa, lo cual no le impidió ser, ni mucho menos, (es más, creo que le ayudó) ese modelo tan acertado de "Ángel del Hogar" que glorificaron y difundieron masivamente por toda Europa poetas como Patmore, Ruskin o Tennyon. Sea como fuere, esta relación tan bien retratada en la pantalla consigue emocionarte y la entrega y la fidelidad que se profesan ambos es completamente enternecedora. Atención al epílogo, porque puede que te haga llorar (SPOILER).

Entrando en lo anecdótico, el siglo XIX es muy amplio, y como tal, la moda cambió bastante de 1800 a 1900, siendo no siempre muy acertada. Por ejemplo, la de la niñez y juventud de Victoria, digamos de 1820 a 1840, es bastante fea, especialmente con esos peinados tan relamidos, esos vestidos tan hampones, las mangas tan anchas y los zapatos tipo sandalias de ballet tan horribles. Luego, cuando se casa Victoria, o sea en la década de los 40, la moda mejora un tanto, incluida la sugerente ropa interior de la Reina, que no tiene nada que envidiar a cualquiera de otra época.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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