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España España · málaga
Voto de nachete:
6
Drama Es verano en un barrio obrero y marginal de una ciudad del sur. Tano, un adolescente que cumple condena en un reformatorio, recibe un permiso especial de 48 horas para asistir a la boda de su hermano Santacana. Con su mejor amigo, Richi, se lanza a vivir esas horas con el firme propósito de divertirse y de hacer todo lo que le está prohibido: se emborracha, se droga, roba, ama y vuelve a sentirse vivo y libre. Pero, a medida que pasan ... [+]
18 de agosto de 2007
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tándem Rodríguez-Amodeo es una de las mejores cosas que le ha pasado al cine español en los últimos años. Ellos, que se dieron a conocer con esa simpática comedia sin pretensiones que fue El factor Pilgrim, han conseguido aportar una necesaria dosis de aire fresco y personalidad al estancado panorama patrio con sus respectivas películas en solitario: Amodeo con Astronautas y Rodríguez con estas 7 vírgenes (tras la irregular –casi fallida- El traje) que, siguiendo la estela del cine social adolescente (re)iniciada por Barrio, se reinventa a sí misma, se olvida de monsergas y pamplinas y se lo juega todo a una doble carta: la de Ballesta y Carroza, auténticas almas y motores de la función. La historia no va de quinquis sevillanos en acción al modo de Perros callejeros, ni de denunciar una realidad social marcada por la desidia y la falta de expectativas (aunque un poco también), sino de retratar, cual Antonio López de extrarradio, el discurrir vital de un chaval atrapado en una doble jaula: una de la que quiere escapar y otra a la que no querrá regresar.

Es mérito de Rodríguez el captar ese proceso (acaecido en unas escasas 48 horas) como el que sabe que en cada acto cotidiano se esconde una verdad trascendental, a lo que ayuda muchísimo ese efecto de extrañamiento sobre la realidad, de condensación temporal y reconcentración/dispersión de la luz, según se tercie, que el director filma con inusitada sensibilidad. Rodríguez rueda escenas de intimidad a lo Larry Clark (pero con amor), describe los deprimentes ambientes por los que se mueven los protagonistas con sutileza y se esmera en sacar poesía (más visual que verbal) de situaciones proclives al exceso dramático o al sentimentalismo más abyecto y lamentable. Poco importa si después todo suena a déjà vu o si la historia se desarrolla de forma más o menos previsible, porque el efecto deseado ya se ha producido: nos hemos fascinado y emocionado con unos personajes que tardarán mucho tiempo en irse de nuestra memoria.

Lo mejor: Ballesta observando el enfrentamiento callejero a través de los cristales tintados del coche.
Lo peor: un final demasiado previsible.
nachete
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