Haz click aquí para copiar la URL
España España · málaga
Voto de nachete:
6
Terror. Thriller Larry Pearce (Chris Bauer), supervisor de control de calidad en una empresa de tecnología, se pasa los días monitorizando las conversaciones intrascendentes del resto de personal de la empresa. Su trabajo y la pena por la muerte de un hijo le han proporcionado la capacidad sobrenatural de oir con extrema sensibilidad, lo que le llevará a cometer violentos actos para silenciar las cacofonías de su cabeza... Capítulo 4 de la segunda ... [+]
8 de enero de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brad Anderson ha construido su carrera sobre los cimientos del dolor y de la culpa. Su cine es de terror casi de forma inevitable: el laberinto de una mente destrozada es un lugar que da mucho miedo. Un lugar que sempre ha recorrido con la intención de comprenderlo, ya sea recurriendo a trampas sacadas del fantástico (Session 9) o a los espejismos de la conspiranoia (El maquinista). En El estrépito del vacío, episodio nada acomodaticio de la serie ideada por Mick Garris, decide afrontar los claroscuros de la psique humana sin coartadas de ningún tipo, con transparencia y potenciando la experiencia sensorial que una historia así nos ofrece.

Planteada casi como una activdad de inmersión en una mente ajena (mediante un esforzado trabajo de sonido), la película alcanza logros en la modulación progresiva del deterioro psicológico de su protagonista, cuya crispación y dolor el espectador llega, si no a compartir, sí al menos a comprender. La trama es sencillísima, casi anecdótica, pero dentro de su estructura de pieza de cámara consigue absorber la suficiente carga emocional de su historia como para que su desarrollo no nos sature o aburra. Lejos de hundirse en la reiteración, Anderson se reafirma en la seguridad de los detalles; estos, y no otra cosa, son los que dan cuerpo, interés y vida a una película apreciable y amarga que podía, no obstante, haberse currado un trauma menos sobado que el del maldito hijo muerto, que es tipiquísimo.

Lo mejor: la solidez narrativa de Anderson.
Lo peor: poca imaginación con lo del trauma.
nachete
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow