¡Wow! Simplemente uno de los documentales deportivos más emocionantes que he visto. Me trajo muchos recuerdos de mi adolescencia, cuando me sentaba frente al extinto canal 2 a ver las finales del 97-98, apenas y entendía las reglas del baloncesto pero sin duda sabía muy en el fondo que estaba presenciando historia, un evento nunca antes repetido para mi y para la historia del deporte en general. De hecho confieso que después de ese emocionante sexto juego contra Utah, el cual lo recordaba bastante parecido no he vuelto a sentarme a ver ningún partido final del NBA, posiblemente porque nunca he sido de tener servicio de cable. Pero a lo que veníamos, realmente es muy notorio el buen trabajo en dirección de Hehir, un documentalista deportivo que ya venía haciendo bien las cosas (Andre the Giant es un documental igual de imperdible) pero que con The last dance pone la cereza en pastel y las corona muy alta. No era fácil resumir todo ese material incluso teniendo 10 episodios, y no es solo el resumen si no lo valioso de las perspectivas de varios involucrados, las declaraciones, polémicas y pasión de una era, con un equipo que marcaron una tendencia absoluta. Muy atinado no solo contar la historia de Michael, si no la del equipo, aunque no estoy mintiendo si digo que lo de Mike era mucho más magnético narrativamente. Por ahí una historia de Steve Kerr me conmovió mucho, mientras por otro lado quedaba estupefacto con las excentricidades de Rodman. En el último capitulo Jordan dice que iniciaron ese proyecto con esperanza, con fe y eso es un aprendizaje brutal sobre el poder de la mente, creer en uno mismo. En fin, The last dance es un emocionante registro de una era que marco historia y cambió la cultura del deporte. En el fondo es un repaso sobre la carrera del mejor jugador de baloncesto de la historia, un atleta competitivo en todo el sentido de la palabra (para bien o para mal)