A pesar de todos los comentarios a favor y en contra de esta película, mis oídos carecieron de sentido para con ellos y me di el trabajo de recibir toda la magia que "El Artista" proyecta. La pasión depositada en cada una de las escenas es digna de aplauso, sin duda alguna hacen que nos traslademos a la época del cine mudo, dejando florecer toda la intensidad de las emociones; provocan que la piel se erice cada vez que Jean Dujardin mira a la cámara y sonríe o con cada movimiento electrizante de Bérénice Bejo... Definitivamente se hizo muy corta la película, me hubiese encantado ver más; fue un proyecto arriesgado pero encantador, que con la gracia de sus actuaciones, ambientaciones y por sobre todo la música utilizada; hacen de una historia sencilla, una gran obra que se queda en la retina y con la cual dan ganas de decir: Gracias por la creación y el gozo que nos hizo sentir.