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Voto de Pallando:
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Drama
El mundo es un lugar misterioso, sobre todo visto a través de los ojos de un animal. En su camino, EO, un asno gris de ojos melancólicos, se topa con buena gente y otra no tan buena, conoce la alegría y la pena, y la rueda de la fortuna transforma, según el momento, su buena suerte en desastre, y su desdicha en felicidad inesperada. Pero nunca, en ningún momento, perderá la inocencia. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2023
11 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy triste que la visión que quiere transmitir del mundo un director de 85 años sea tan sombría y tramposa.
Tramposa porque si quisiera ser un mero alegato contra la crueldad hacia los animales y la enfocara así valientemente no tendríamos problema alguno en asumir las dosis de hiel que destila. Pero no lo hace, nos engaña intentando convencernos de que nos va a mostrar el mundo a través de los inocentes ojos de un asno pero no lo hace, es el mundo negativo que percibe su asqueado director.
No es la maravillosa obra de Juan Ramón Jiménez que con el pretexto de un burrito nos narra la vida de un pueblo de Huelva (y que aconsejo a cualquiera a reeler en edad adulta). Haciéndolo con sus miserias y alegrías, sí señores creadores, se puede hablar de alegrías de forma seria sin caer en la comedia, no todo lo profundo tiene que ser amargante y descorazonador.
Aquí no, aquí a través de los ojos de los 4 o 5 burros que hacen de EO no nos narra no la visión del animal, sino la de su amargado director. Que sí, que sufrió a los nazis en Varsovia, ejecutaron a su padre y le tuvieron que rescatar de los escombros de un edificio derribado por la guerra. Pero no es necesario que casi 80 años después nos escupas tu desprecio por el ser humano, somos el público no los terapeutas de tus traumas no superados.
Sólo el personaje de la chica que cuida de EO al inicio es positivo, y nuevamente es una trampa, urdida para que humanicemos al animal y empaticemos por él más que con el resto de animales que aparecen sufriendo en la película. Es una excusa para mantener su huida episodio tras episodio y darte la esperanza de un final positivo que no va a llegar.
Porque el final es la última trampa de la película, sucia y desagradable. Que a mí afortunadamente no me atrapó porque la vi llegar desde lejos, pero que a gente más confiada e inocente les pilla de lleno y les abruma con su desagradable conclusión.
Yo rescato las imágenes del asno vagando por el campo que son preciosas, y no suspendería la película por sí misma porque tiene momentos interesantes, pero por el exceso de trampas del director no merece más de un 3.
No consigue lo que pretende en absoluto a pesar del lirismo que utiliza como careta, por su insistencia en el recurso facilón del dolor y la desgracia. Me recuerda a los vendedores agresivos de esas tiendas que a fuerza de incordiar terminan echándote de ella.
Tramposa porque si quisiera ser un mero alegato contra la crueldad hacia los animales y la enfocara así valientemente no tendríamos problema alguno en asumir las dosis de hiel que destila. Pero no lo hace, nos engaña intentando convencernos de que nos va a mostrar el mundo a través de los inocentes ojos de un asno pero no lo hace, es el mundo negativo que percibe su asqueado director.
No es la maravillosa obra de Juan Ramón Jiménez que con el pretexto de un burrito nos narra la vida de un pueblo de Huelva (y que aconsejo a cualquiera a reeler en edad adulta). Haciéndolo con sus miserias y alegrías, sí señores creadores, se puede hablar de alegrías de forma seria sin caer en la comedia, no todo lo profundo tiene que ser amargante y descorazonador.
Aquí no, aquí a través de los ojos de los 4 o 5 burros que hacen de EO no nos narra no la visión del animal, sino la de su amargado director. Que sí, que sufrió a los nazis en Varsovia, ejecutaron a su padre y le tuvieron que rescatar de los escombros de un edificio derribado por la guerra. Pero no es necesario que casi 80 años después nos escupas tu desprecio por el ser humano, somos el público no los terapeutas de tus traumas no superados.
Sólo el personaje de la chica que cuida de EO al inicio es positivo, y nuevamente es una trampa, urdida para que humanicemos al animal y empaticemos por él más que con el resto de animales que aparecen sufriendo en la película. Es una excusa para mantener su huida episodio tras episodio y darte la esperanza de un final positivo que no va a llegar.
Porque el final es la última trampa de la película, sucia y desagradable. Que a mí afortunadamente no me atrapó porque la vi llegar desde lejos, pero que a gente más confiada e inocente les pilla de lleno y les abruma con su desagradable conclusión.
Yo rescato las imágenes del asno vagando por el campo que son preciosas, y no suspendería la película por sí misma porque tiene momentos interesantes, pero por el exceso de trampas del director no merece más de un 3.
No consigue lo que pretende en absoluto a pesar del lirismo que utiliza como careta, por su insistencia en el recurso facilón del dolor y la desgracia. Me recuerda a los vendedores agresivos de esas tiendas que a fuerza de incordiar terminan echándote de ella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La visita de la antigua dueña del circo que se despide de él no me parece mala, ni usarla como excusa para su huida. Pero si no va a volver a buscarle nunca más no nos vendas esas imágenes iniciales de casi enamoramiento por el cuadrúpedo. Bastaría con una chica despreocupada pero cariñosa con él que le olvida esa noche.
La agresión de los ultras nazis al burro es ridícula, sólo disculpable por el pasado del director; al igual que el comentario en los establos de que se está muriendo, para luego seguir la historia como si nada. Es decir, no voy a gastar metraje en contarlo pero que sepáis que ha sufrido mucho porque somos muy malos.
La historia del curilla italiano que se beneficia de la madrastra no sé que aporta al núcleo de la historia (no conozco tanto los mil y un traumas del director para saber a qué viene), pero la excusa de la puerta abierta en una mansión es otra trampa tonta hecha sin esfuerzo alguno para continuar su acumulación de basura.
Lo del conductor degollado en el aparcamiento se lleva la palma ¿a qué viene esa mierda? Sin transfondo, sin venir a cuento. No les vemos robarle y no sabemos el motivo, no sabemos si la chica que ruega por comida está implicada pero lo parece, todo es sórdido y nauseabundo, como la mente del director.
El final como decía antes vistos los derroteros de la película no me pilló por sorpresa. Al menos tiene la vergüenza de mostrar sólo el sonido de la pistola aturdidora de sacrificio y no nos regala imágenes de sangre y dolor que seguro se vio tentado de utilizar.
Lo dicho, no consigue lo que pretende.
La agresión de los ultras nazis al burro es ridícula, sólo disculpable por el pasado del director; al igual que el comentario en los establos de que se está muriendo, para luego seguir la historia como si nada. Es decir, no voy a gastar metraje en contarlo pero que sepáis que ha sufrido mucho porque somos muy malos.
La historia del curilla italiano que se beneficia de la madrastra no sé que aporta al núcleo de la historia (no conozco tanto los mil y un traumas del director para saber a qué viene), pero la excusa de la puerta abierta en una mansión es otra trampa tonta hecha sin esfuerzo alguno para continuar su acumulación de basura.
Lo del conductor degollado en el aparcamiento se lleva la palma ¿a qué viene esa mierda? Sin transfondo, sin venir a cuento. No les vemos robarle y no sabemos el motivo, no sabemos si la chica que ruega por comida está implicada pero lo parece, todo es sórdido y nauseabundo, como la mente del director.
El final como decía antes vistos los derroteros de la película no me pilló por sorpresa. Al menos tiene la vergüenza de mostrar sólo el sonido de la pistola aturdidora de sacrificio y no nos regala imágenes de sangre y dolor que seguro se vio tentado de utilizar.
Lo dicho, no consigue lo que pretende.