En plena proyección como nueva estrella del cine de acción Dolph Lundgren protagonizó esta variante pobre de Rambo III estrenada a finales de los ochenta cuando Hollywood apuntillaba el comunismo. Lundgren encarna a un spetsnaz que se vuelve contra los suyos cuando comprueba los abusos que perpetra el ejército rojo contra gente inocente. Así que se graba un escorpión en el brazo, se despelota y se lía a tiros contra sus antiguos compañeros por una causa noble. Digamos que Dolph es el Rambo soviético y que a pesar de su fría apariencia en el fondo tiene buen corazón y sabe distinguir el bien del mal. M. Emmet Walsh se encargará de motivarle como ya hiciera con Chuck Norris en Desaparecido en combate.

El temible Joseph Zito, responsable de la cuarta entrega de Viernes 13 y de la ya mencionada Desaparecido en combate entre otras joyas, es el encargado de dirigir esta mediocre película de acción que a pesar de su fracaso conoció una secuela rodada a mediados de los noventa, ya sin Lundgren, y que no tiene nada que ver con la original. Cuando la vi en su día me hizo cierta gracia por eso no seré muy duro con ella pero si la viese en la actualidad supongo que me aborchonaría.