En un segundo visionado con la perspectiva del tiempo pasado aprovecho para reescribir la critica que hice de esta película en su momento para rectificar y valorarla como se merece. Ante todo decir que se trata de la mejor de las tres que dirigió Lucas entre 1999 y 2005. Después de cagarla con las dos primeras, especialmente con la segunda y harto de que se mofasen de él y le vilipendiaran hasta la médula, George se curró el tercer capítulo con un elaborado guión que enlazaba el final de la historia inicial con el inicio de la siguiente. Para ello elaboró una trama más seria y rigurosa con un estilo y un clima más acorde con el argumento original prescindiendo del humor y el infantilismo que tanto perjudicaron a los dos capítulos anteriores. En ella el autor aprovecha el contexto de la guerra de Irak para hablar de los abusos de poder de políticos arribistas y corruptos cuyas actuaciones ponen contra las cuerdas los principios de la República que se encamina hacia un conflicto de futuro incierto.

Hayden Christensen se muestra más convincente como aprendiz de caballero Jedi atormentado con nuevo peinado y la cicatriz que luce en la cara. Su personaje cobra protagonismo y resulta muy interesante la manera en que termina sucumbiendo en el lado oscuro de la fuerza. Torturado por el temor a perder al que es el amor de su vida, que además está embarazada, menospreciado por el consejo que le niega aptitudes suficientes para ser nombrado caballero Jedi y tentado por el corrupto senador Palpatine, termina desquiciado.

Quizá le sobren algunas batallas con exceso de luces y efectos visuales que saturan bastante pero en general este último capítulo está a la altura de la trilogía original.