Por Nicolás Bianchi

En varios pasajes de American Dharma, su director Errol Morris se ve en la necesidad de dejar en el film sus preguntas y cuestionamientos a la carrera e ideas de Bannon, posiblemente para no caer en una apología de lo que pretende criticar. El documental se basa en una extensa entrevista y diálogo entre el realizador y el protagonista, revestido por una impactante escenografía, imágenes de archivo y de películas que ambos comentan.

Todo transcurre en una suerte de hangar reconvertido en algo que parece un cuartel y una sala de conferencias. Allí dialogan Bannon y Morris, que retrata a su objeto fílmico con cierto temor que trasluce en el editado de la película. Quien se encuentra frente a cámara es una amenaza. El otrora asesor de Trump devela sus razonamientos más profundos, fruto de una educación de primer nivel, como una serie de intrincadas proposiciones muchas veces contradictorias entre sí, en contra de un supuesto establishment que estaría por llevar a Estados Unidos a algo parecido a la desintegración.

Durante buena parte del film lo que hacen ambos es ver y debatir fragmentos de una serie de películas históricas de Hollywood. Como es de esperar, las interpretaciones de ambos difieren. A partir de imágenes de John Ford y John Wayne, Orson Welles, o films bélicos como El puente sobre el Río Kwai, Bannon elabora el concepto de ‘dharma’, algo así como una fusión entre deber y destino. En inglés hablan de ‘destiny’, ‘fate’ y ‘duty’. En castellano hay una sola palabra para los primeros dos vocablos, aunque se puede agregar que ‘fate’ puede tener un componente trágico, algo así como un destino trágico, mientras que ‘destiny’ alude a un destino más ‘genérico’, simplemente el camino a recorrer.

En todos los films Bannon ve a distintos personajes que son regidos por el ‘dharma’, en ocasiones glorioso a costa de quien lo debe transitar o realizar. El paralelismo con Trump y la misión de los grupos de la alt right encuentra en ese concepto su razón de ser, según el asesor. Ellos surgieron para evitar una revolución que se iba a cargar a los valores históricos que representa Estados Unidos, un peligro que aún, según dice, no está del todo disipado. Son, de esa manera, una suerte de reaccionarios de vanguardia, agentes que buscan un cambio para evitar otro mayor.

American Dharma contiene también un recorrido por la biografía de Bannon. De las universidades más prestigiosas a encontrar un nicho en la falta de expresión mediática de los grupos de la extrema derecha que reverdecieron entre la crisis económica de 2008 y la oposición al surgimiento del presidente Barack Obama. Luego de su paso por la Casa Blanca, Bannon es una suerte de gurú del populismo de derecha que, al momento de la realización de la película, asesora a distintas figuras y movimientos europeos.

Por último, resulta sumamente interesante destacar la épica de la comunicación que realiza el publicista. Cuenta al detalle su visión de la campaña que enfrentó a Trump con la entonces candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, cuyo principal objetivo fue construir, no tanto la imagen de su candidato, sino la de su rival. Morris, que confiesa haber votado a quien resultara vencida, retrata a Bannon con maestría, viste la película con una escenografía bellísima, y deja entrever cierta admiración, no sobre la figura del protagonista del film, sino sobre el poder de daño de su obra.

¿El ‘dharma’ estadounidense habrá sido llegar a estar gobernados por un grupo, por momentos delirante, de extrema derecha?