Ya tenía claro que Isabel Coixet es una de las más importantes creadoras y realizadoras del panorama cinematográfico actual. En este su proyecto más ambicioso, "Elegy", ha partido de la obra de Philip Roth -premio Pulitzer- y con un guión de Nicholas Meyer ha echado toda la carne en el asador para hacer un verdadero tratado de las relaciones sentimentales. La completa galería de sentimientos, desde el deseo, el sexo, los celos o la compasión se enumeran en una película a todas luces excesiva: es demasiado densa, demasiado triste, demasiado oscura. De acuerdo, el amor puede ser así, pero mujer...no siempre. El film plantea la increíble relación de un profesor universitario sexagenario con una de sus alumnas (que inexplicablemente se hace llamar "ConsuelA" -si, con A- en la versión española, cuando en nuestro idioma ya existe el nombre de "ConsuelO" -con O-) y las posiciones existenciales que a partir de esa relación se plantea el erudito literato y maestro. Aunque Kingsley está realmente bien, la relación entre una mujer como Penelope Cruz y el actor protagonista de "Gandhi", resulta por menos que inexplicable, sobre todo al ser una relación basada en el sexo y en la atracción animal. Los recursos dramáticos clásicos de los dramas románticos (o quizás debería decir DRAMONES) están todos presentes: la lluvia en la ventana, los solos de violoncello, la iluminación con grandes contrastes... pero llegan a empachar. Una lástima, porque aunque existen momentos brillantes en la película, es tan denso y tan dramático el tono que plantea, que uno termina por descolgarse de una historia que, repito, resulta poco creíble (no es que Kingsley parezca el padre de Penelope Cruz, es que parece su abuelo, aunque claro, también podríamos hablar de la Gerontofilia...)