Magnifica y emotiva mueva creación del mundo Guediguian, es decir, del mundo obrero de Marsella, creación de un mundo lleno de contradicciones pero honesto y conmovedor. Parece mentira como por enésima vez, la eterna y magnifica Ariane Ascaride, así como Gérard Meylan y Jean Pierre Darroussin nuevamente pueden, a las ordenes del mismo director, crear personajes novedosos, con nuevos matices, convirtiendo a personajes que se han quedado en nuestra retina como por ejemplo Marius y Jeanette (14 años después) en personajes quizás más tiernos, quizás más sensibles (que no sensibleros), quizás más melancólicos….o simplemente quizás menos pasionales, quizás más viejos. Puede que el mismo proceso lo haya o lo esté “sufriendo” el propio director, pero en esta ocasión, entre todos han bordado una película redonda. Con la misma simpleza de medios que le caracteriza, pero con la misma complejidad y realismo de los problemas que aborda, nos acercamos a héroes y heroínas reales, no de “ciencia ficción” como los de Kaurismaki en Le Havre, estos respiran la heroicidad y emotividad de personajes de carne y hueso, de tu compañero de trabajo, de tu vecino del edificio o de ti mismo, convertido en burgueses “víctimas” de este ficticio estado del bienestar que está a punto de acabar. Este "lunes al sol" optimista y veraz al tiempo goza de momentos sublimes, miradas entre los protagonistas que desprenden comprensión, ternura, rabia que llegan al espectador por esos vasos comunicantes tan dificiles de encontrar como placenteros cuando aparecen.
Auténtica joya para disfrute y emoción de quienes, sin necesidad de panfletos políticos, sociales o sindicales, conseguimos inspirarnos para aportar una mejor convivencia en este mundo.